el niño como habia hecho la pelota y a los jugadores y como se veian es el angel de la guarda es para hoy doy corona
Respuestas a la pregunta
Hasta aproximadamente el siglo XVII, el arte medieval no conocía la infancia o
no trataba de representársela; nos cuesta creer que esta ausencia se debiera a
la torpeza o a la incapacidad. Cabe pensar más bien que en esa sociedad no
había espacio para la infancia. Una miniatura otoniana del siglo Xl1
nos da una
impresionante idea de la deformación que el artista hacía sufrir a los cuerpos de
los niños y que nos parece ajena a nuestros sentimientos y a nuestra intuición.
El tema es la escena del Evangelio en la que Jesús pide que se le acerquen los
niños, y el texto latino es claro: parvuli. Ahora bien, el miniaturista agrupa
alrededor de Jesús a ocho hombres verdaderos, sin ningún rasgo de la infancia,
los cuales han sido simplemente reproducidos a tamaño reducido. Sólo su talla
los distingue de los adultos. En una miniatura francesa de fines del siglo Xl2
, los
tres niños que resucita San Nicolás han sido igualmente reducidos a un tamaño
inferior al de los adultos, sin ninguna otra diferencia de expresión o de rasgos.
El pintor no dudará en dar a la desnudez del niño, en los pocos casos en que
aparece desnudo, la musculatura del adulto. Así, en el Salterio de San Luis, de
Leyden 3
, fechado a finales del siglo XII o principios del siglo XIII, Ismael, poco
después de su nacimiento, tiene los abdominales y los pectorales de un
hombre. A pesar de un mayor sentimiento en la representación de la infancia 4
,
el siglo XIII permanecerá fiel a ese procedimiento. En la Biblia moralizada de
San Luis, las representaciones de niños se vuelven más frecuentes, pero éstos
sólo se caracterizan por su talla. Un episodio de la vida de Jacob: Isaac está
sentado, rodeado de sus dos mujeres y de unos quince hombrecitos que llegan
a la cintura de las personas mayores: son sus hijos 5
. Job es recompensado por
su fe, vuelve a ser rico y el iluminador evoca su fortuna colocando a Job entre
el ganado a su izquierda, y los niños a su derecha, igualmente numerosos,
imagen tradicional de la fecundidad inseparable de la riqueza. En otra
ilustración del libro de Job, los niños han sido escalonados según su talla.
En otro caso, en el Evangeliario de la Sainte-Chapelle, del siglo Xlll6
, en el
momento de multiplicar los panes, Cristo y uno de sus apóstoles flanquean a un
hombrecito que les llega a la cintura: se trata sin duda del niño que cargaba los
peces. En el mundo de formas románicas y hasta finales del siglo Xlll no
aparecen niños caracterizados por una expresión particular, sino hombres de
tamaño reducido. Por otra parte, esa resistencia a aceptar en el arte la
morfología infantil se encuentra en la mayoría de las civilizaciones arcaicas. Un
magnífico bronce sardo del siglo IX antes de Cristo7
representa una especie de
Piedad: una madre tiene en sus brazos el cuerpo bastante grande de su hijo.
Pero quizá se trate de un niño, según lo indica la nota del catálogo: "La
pequeña figura masculina podría ser además un niño que, según la fórmula
adoptada en épocas arcaicas por otros pueblos, habría sido representado como
un adulto."