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Respuestas a la pregunta
Las grandes propiedades agrícolas y el cultivo a gran escala alcanzaron notable desarrollo durante la República romana. Se cree que el desarrollo del cultivo a gran escala se debió a la generalización del cultivo del trigo en sustitución de otros cereales, como la espelta. El trigo era mayoritariamente importado de Sicilia, primero, y posteriormente, de África y Egipto. También se expandió notablemente el uso masivo de esclavos, que en vano se procuraba restringir por modificaciones legislativas, como la ley del 367 a. C. que obligaba a tener un número similar de asalariados libres y de esclavos.
Las reformas de los Gracos habían repartido 80.000 pequeñas parcelas, entre los proletarii ("los que crían hijos", término aplicado a los pobres sin tierra), que se habían multiplicado en Italia. En tiempos de Sila se repartieron aún más, unas 120.000, muchas de ellas para sustituir a los muertos en las guerras. Pero los repartos apenas se extendieron más allá de Italia. A pesar de todo, la pequeña propiedad fue progresivamente absorbida. En provincias, los propietarios locales ricos crecían a costa de los pequeños campesinos, quienes, abrumados por las cargas (especialmente por las continuas levas militares), debían abandonar sus tierras o venderlas a bajo precio. Los publicani y otros inversores en tierras (mercaderes, negociantes...), se convertían en grandes propietarios. La legislación también intentó intervenir la extensión de los latifundios fuera de Italia: para garantizar el monopolio de los vinos y aceites procedentes de los latifundios italianos de la clase senatorial romana, se prohibió el cultivo de la vid y el olivo más allá de los Alpes, y también la importación de vinos de otras zonas del Mediterráneo (Grecia), obligando a los latifundios de las provincias a dedicarse a la ganadería, menos rentable; mientras las pequeñas propiedades que no se dedicaban a la ganadería, al no poder cultivar la vid y el olivo, sólo servían para una agricultura de subsistencia.
La Edad Media y el feudalismo[editar]Durante la Edad Media se introdujo un nuevo sistema social y agropecuario. Los señores feudales dominaban la propiedad de la tierra mientras que los siervos de la gleba tenían pequeñas parcelas que usaban en un tipo de agricultura de subsistencia, a cambio de la protección militar. Surgen así, poblados fortificados o ciudades acrópolis en torno a castillos, para facilitar la defensa. En el primer caso, la población, aunque básicamente tuviera un medio de vida basado en la agricultura y/o ganadería, estaba completamente rodeada por una muralla, que generalmente estaba abierta por puertas a los cuatro puntos cardinales (por ejemplo, Madrigal de las Altas Torres). En el segundo lugar, se ubicaba un castillo bien fortificado en un cerro y las viviendas del pueblo se ubicaban al pie del mismo como sucede en Almansa.
La Edad Moderna[editar]El sistema feudal continuó durante varios siglos, aunque tomando diversas formas durante la aparición de los Estados nacionales y, sobre todo con la formación de los imperios coloniales europeos, que se expandieron sobre extensos territorios del continente americano. Así, el imperio español en Hispanoamérica fue repartiendo las tierras y sus habitantes indígenas entre los conquistadores a través de las instituciones conocidas como Repartimientos y Encomiendas. En el caso de los cultivos de plantación y los hatos ganaderos, surgieron los primeros latifundios agrarios en la América Latina, sustituyendo gradualmente la mano de obra indígena por esclavos de origen africano, principalmente procedentes de los países del Golfo de Guinea. Los cultivos de plantación, las grandes haciendas y los extensos hatos pecuarios fueron la base de un activo comercio entre América y Europa, que se consolidó en el siglo XVIII y, sobre todo en el XIX, ya iniciándose la Edad Contemporánea mediante las enormes transformaciones que ocurrieron en el mundo con la Ilustración, la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa, La Independencia de los países iberoamericanos, la Revolución Industrial (que dio origen a una verdadera revolución agrícola), el éxodo rural por la emigración de campesinos hacia las grandes ciudades, el desarrollo de las comunicaciones y transporte (ferrocarril y barcos de vapor) y el extraordinario desarrollo del comercio que todos esos hechos produjeron.
La Edad Contemporánea[editar]Después de la Independencia de los países hispanoamericanos, del Brasil y de otras regiones, los grandes latifundios coloniales continuaron en manos de una oligarquía terrateniente, aumentando la extensión de las explotaciones al desarrollarse la navegación transoceánica y el comercio internacional, con lo que las necesidades de alimentos y materias primas crecieron considerablemente a escala mundial.