El gusano y en escarabajo
Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas. El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie.
El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables, era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.
Un día, la madre del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano.
-¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano?
A lo que él respondió. Que el gusano estaba limitado en sus movimientos.
La madre volvió a preguntarle:
¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos?
A lo que el escarabajo respondió, que él sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo.
Fueron muchas las preguntas que la señora escarabajo hacía para cuestionar la amistad de su hijo con el gusano.
El escarabajo, por un momento dudó de la amistad con el gusano, hasta que al final, éste decidió poner a prueba la amistad, alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara.
Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retomar hasta su lugar de origen.
El gusano decidió ir a ver, sin pregunta a su madre qué opinaba. En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano, por saber qué le había pasado a su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a dónde él se encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas y así sucesivamente.
Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. Al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida le da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado. El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban.
Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad.
Actividad:
1.- El escarabajo aprendió varias lecciones ese día, una de ellas es que la amistad está en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo.
¿Qué lección aprendiste tú?
2.- El escarabajo también entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las limitantes propias ni las ajenas. Lo que más le impactó fue que el tiempo y la distancia no destruyen una amistad, son las dudas y nuestros temores los que más nos afectan.
¿Qué otros factores crees que pueden afectar la amistad?
3.- Con frecuencia a nuestros padres, pueden no gustarle nuestras amistades, en la mayoría de los casos tienen razón (a diferencia de lo sucedido en la lectura).
¿Qué indicios crees que pueden ver nuestros padres (y nosotros no) sobre la conveniencia de una buena amistad para nosotros?
Es urgente tengo que entregar hasta la 15:40
(doy corona)
Respuestas a la pregunta
Contestado por
1
Respuesta:
En eso no necesitas ayuda te dise que lección aprendiste tu
efraingarrettjimenez:
no creerse
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