el fragmento la formación de los peces y sus respuestas
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La formación de los peces*
En un lugar muy lejano de la selva vivían varias tribus del grupo Makú. Cierto día, quisieron hacerle una fiesta a sus abuelos, en la cual todos llevarían algo para comer. Los hombres organizaron todos los implementos para la caza y la recolección de frutas. Así pasaron dos semanas, cazando y pescando. Las mujeres se quedaban en las malokas preparando la chicha para la fiesta.
La noche anterior al día escogido para la celebración se escuchó el sonido del yuruparí; lento y lejano, alegró el silencio de la noche.
Después del amanecer, llegó toda la gente cargada de animales de monte y frutas silvestres frescas para entregarlas a sus abuelos. Estos agradecieron los abundantes ofrecimientos y dieron comienzo a la fiesta. Un rato después de haberse empezado a repartir la chicha, la tierra se sacudió con fuerza formando una gran elevación en el lugar donde estaba la comunidad.
La gente se asustó y los abuelos rezaron sus ritos tradicionales para que no pasará nada a nadie.
Cuando la comunidad quedó a una gran altura, las nubes se derrumbaron en lluvias de enormes cantidades de agua. La comunidad se preocupó mucho por lo que estaba pasando. Llovió así de fuerte durante muchos días. De noche la gente quemaba pedazos de leña para saber donde estaba el nivel del agua.
Una noche uno de los abuelos quemó un pedazo de leña que echó grandes llamaradas de fuego, rodando falda abajo hasta caer al agua. Allí ardió hasta el amanecer. Siguió lloviendo, pero el nivel de las aguas se mantuvo en el sitio donde cayó el trozo de leña encendido.
Al agotarse el agua, la gente se fue tirando al agua hasta quedar todos convertidos en peces.
Hacia el mar nadaron los abuelos con los nietos más pequeños, mientras que en los ríos quedaron los hombres y las mujeres.
Así se formaron los peces que hay en el mundo.
En un lugar muy lejano de la selva vivían varias tribus del grupo Makú. Cierto día, quisieron hacerle una fiesta a sus abuelos, en la cual todos llevarían algo para comer. Los hombres organizaron todos los implementos para la caza y la recolección de frutas. Así pasaron dos semanas, cazando y pescando. Las mujeres se quedaban en las malokas preparando la chicha para la fiesta.
La noche anterior al día escogido para la celebración se escuchó el sonido del yuruparí; lento y lejano, alegró el silencio de la noche.
Después del amanecer, llegó toda la gente cargada de animales de monte y frutas silvestres frescas para entregarlas a sus abuelos. Estos agradecieron los abundantes ofrecimientos y dieron comienzo a la fiesta. Un rato después de haberse empezado a repartir la chicha, la tierra se sacudió con fuerza formando una gran elevación en el lugar donde estaba la comunidad.
La gente se asustó y los abuelos rezaron sus ritos tradicionales para que no pasará nada a nadie.
Cuando la comunidad quedó a una gran altura, las nubes se derrumbaron en lluvias de enormes cantidades de agua. La comunidad se preocupó mucho por lo que estaba pasando. Llovió así de fuerte durante muchos días. De noche la gente quemaba pedazos de leña para saber donde estaba el nivel del agua.
Una noche uno de los abuelos quemó un pedazo de leña que echó grandes llamaradas de fuego, rodando falda abajo hasta caer al agua. Allí ardió hasta el amanecer. Siguió lloviendo, pero el nivel de las aguas se mantuvo en el sitio donde cayó el trozo de leña encendido.
Al agotarse el agua, la gente se fue tirando al agua hasta quedar todos convertidos en peces.
Hacia el mar nadaron los abuelos con los nietos más pequeños, mientras que en los ríos quedaron los hombres y las mujeres.
Así se formaron los peces que hay en el mundo.
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