El fin de luis borges ES PARA HOY.. DOY CORONA Y MEJOR RESPUESA.
DONDE SUCEDE EL MISMO?
COMO ERA EL LUGAR?
QUIEN TE PARECE QUE ES EL PERSONAJE QUE ESPERA Y CUAL ES EL FORASTERO QUE LLEGA?¿POR QUE?
QUE OCURRE? COMO CULMINA EL CUENTO?
QUE SIGNIFICA EL TITULO DEL CUENTO? ¿EN QUE LO PODEMOS RELACIONAR CON EL TEXTO LEIDO DE HERNANDEZ? EXPLICAR
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la
otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que
se enredaba y desataba infinitamente... Recordó poco a poco la realidad, las cosas
cotidianas que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima su gran cuerpo
inútil, el poncho de lana ordinaria que le cubría las piernas. Afuera, más allá de los
barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aún
quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó, hasta dar con un
cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del otro
lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro
que había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a
otro forastero en una larga payada de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la
pulpería, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no
había vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se había
acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de la pulpería, no
olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomodar unos tercios de yerba, se le
había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido el habla. A fuerza de
apiadarnos de las desdichas de los héroes de las novelas concluimos apiadándonos
con exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la
parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado
a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el
cerco rojo de la luna era señal de lluvia.
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le
preguntó con los ojos si había parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que
no; el negro no contaba. El hombre postrado se quedó solo; su mano izquierda jugó
un rato con el cencerro, como si ejerciera un poder.
Explicación: