El estudio de la religiosidad popular en los escenarios deportivos se ha tratado de un modo segmentado en la historia universal y no es común en ciencias como la sociología y la antropologia. La religiosidad popular no solo incluye determinados ritos, mitos y actitudes de una población determinada, sino que reflejan la historia y el devenir de las mentalidades de personas vinculadas con la actividad deportiva. Los antecedentes mediatos del deporte indican la existencia de vínculos con la religión, en este sentido, Carl Diem apunta que todos los ejercicios físicos fueron culticos en sus orígenes y que durante mucho tiempo, han seguido manteniendo un carácter religioso
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Introducción
José Guillermo Montero Quesada
El estudio de la religiosidad popular en los escenarios deportivos se ha tratado de un modo segmentado en la historia universal y no es común en ciencias como la sociología y la antropología. La religiosidad popular no sólo incluye determinados ritos, mitos y actitudes de una población determinada, sino que reflejan la historia y el devenir de las mentalidades de personas vinculadas con la actividad deportiva. Los antecedentes mediatos del deporte indican la existencia de vínculos con la religión, en este sentido, Carl Diem apunta que todos los ejercicios físicos fueron cúlticos en sus orígenes y que durante mucho tiempo, han seguido manteniendo un carácter religioso (citado por Huaringa, 1998).
Por lo anteriormente expresado, es importante recurrir a la historia de las creencias religiosas en el deporte o vinculadas al deporte para determinar los fundamentos socio religiosos que marcan su surgimiento. Se ha demostrado que el mismo surge como respuestas a diversas necesidades económicas, sociales, culturales y en otros órdenes de la vida, por lo tanto cumplen funciones específicas que responden a dichas necesidades.
La religión, como todo un sistema de creencias, tiene amplia repercusión en lo cultural. La religión oficial posee una liturgia rígidamente estructurada y dogmas fijados, mientras que la popular la manifiestan en dependencia de como los individuos la entiendan y deseen practicarla.
Cancha de pelota en Chichén Itzá, México, escenario del ritual de la cultura Maya. Foto: RG y TG, 2016
Los ritos son “reglas de conductas que prescriben cómo el hombre debe comportarse en las cosas sagradas”. Las fronteras entre los ritos sagrados y lo profano se han modificado sustancialmente. En la sociedad actual, el ritual religioso pierde su importancia mientras que los rituales de la vida cotidiana están muy presentes (Goffman, 1974); no obstante, lo sagrado se manifiesta en lo cotidiano. Al respecto, la religiosidad está caracterizada por prácticas simbólico-rituales que el ser humano establece en relación con lo sagrado. Lo sagrado puede estar vinculado con la economía, la política y la cultura, en los niveles individuales, grupales y macrosociales.
El deporte tiene sus más antiguos antecedentes en la prehistoria, en las necesidades de los hombres de sobrevivir, de ahí que lo vincularan con rituales en el que la actividad física está orientada a la búsqueda de alimento y la defensa de sus enemigos.
Respecto a las teoría sobre el origen del deporte, Según Carl Diem “todos los ejercicios fueron en un principio actos de culto”, de ahí que la competición no se desarrolla por ella misma, sino como la emulación que nace de un fervor sagrado. Para Diem, “los ejercicios físicos nacen cuando el hombre supera las acciones estrictamente necesarias para su lucha por la existencia y comienza a “jugar” (Diem, 1966)
En la antigüedad, las competiciones deportivas griegas se desarrollaban en el marco de festivales religiosos, de manera que dos conceptos, deporte y religión, se mantuvieron vinculados más o menos estrechamente.
En la Creta minoica los jóvenes protagonizaban los juegos del toro, mediante los cuales llevaban a cabo espectaculares manifestaciones corporales en torno ese animal. La naturaleza de este ejercicio era más acrobática que deportiva. Se realizaban saltos, ejercicios que implicaban movimientos "acrobáticos" y de agilidad. Estas manifestaciones físico-corporales, quizás lúdico-religiosas, formaron parte muy importante de la cultura cretense y se encontraban integradas totalmente en la vida de sus habitantes. Dé este modo, la actividad física se fundamentó en aspectos lúdicos, deportivos o religiosos que implicaban agilidad, velocidad, movimiento, acrobacia y no tanto fuerza y resistencia para adaptarse al medio, dominarlo o defenderlo.
El carácter religioso de los festivales deportivos griegos, en efecto, pervivió a lo largo de la historia del mundo antiguo, desde la Creta minoica hasta la abolición de los Juegos Olímpicos a finales del siglo IV d. C, unos juegos que mantuvieron siempre, en mayor o menor grado, su función religiosa y cuyos momentos culminantes coincidían con actividades rituales.
y la de Quien me podría enviar una recuperación de religión para grado 6 porfiador es esto