Baldor, pregunta formulada por castrochepe006, hace 16 horas

el elefante Bernardo cuál es su historia ayuden por favor doy coronita y puntos​

Respuestas a la pregunta

Contestado por chippyfuzzy231
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Había una vez un elefante llamado Bernardo que nunca pensaba en los demás. Un día, mientras Bernardo jugaba con sus compañeros de la escuela, cogió a una piedra y la lanzó hacia sus compañeros.

La piedra golpeó al burro Cándido en su oreja, de la que salió mucha sangre. Cuando las maestras vieron lo que había pasado, inmediatamente se pusieron a ayudar a Cándido.

Al día siguiente, Bernardo se encaminó hacia el río para dar una vuelta y beber un poco de agua. Al lado del estanque vio a unos ciervos. El elefante quiso gastarles una broma, así que no se le ocurrió otra cosa que llenar su trompa con agua y lanzársela con fuerza.

Gilberto, el más pequeño de los cervatillos, perdió el equilibrio y cayó al río. Empapado, comenzó a estornudar bien fuerte, mientras Bernardo, desde el otro lado de la orilla, reía y reía sin parar.

A la mañana siguiente, Bernardo salió a dar un paseo y en su camino se tropezó con una planta llena de espinas y se las clavó en la patas. ¡Bernardo no podía quitárselas y sentía muchas molestias! Lloraba y lloraba desconsoladamente, así que pidió ayuda al ciervo Gilberto, que justamente pasaba por allí.

- ¡Hola amigo! ¿Me podrías ayudar a quitarme estas espinas?

Asombrado, enfadado y un poco enojado, el cervatillo le contestó:

- ¡No puedo! Tú me lanzaste al agua y casi me ahogo.

Desesperado, el elefante vio cómo a lo lejos se acercaba el burro Cándido y le preguntó:

- ¿Me echas una mano con estas espinas odiosas?

Y el animal le dijo:

- No puedo. Te has burlado de mí cuando yo tenía una herida en la oreja.

Solo, triste y abandonado por todos, Bernardo empezó a llorar hasta que un mono sabio que pasaba por allí y que había visto y oído todo le dijo:

- Como te reías y te burlabas de los demás, ahora nadie te quiere ayudar a ti. Yo te echaré una mano, pero antes me tienes que comprometer que cumplirás estas dos promesas.

Bernardo aceptó el trato del mono y escuchó atentamente lo que su nuevo amigo tenía que decirle. No podía seguir lastimando a los demás y si alguien necesitaba su ayuda, él se la prestaría sin poner ninguna pega. El mono le liberó de las espinas y el elefante Bernardo aprendió a no reírse del resto de los aninales.


castrochepe006: ok gy
castrochepe006: gracias
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