El doctor en ciencias de la información, Diego Levis, en sus escritos nos habla respecto de las relaciones afectivas que se establecen y desarrollan a través de Internet, donde también se mueve el comercio de los sentimientos.
Para ello recorre distintos elementos que aparecen en este tipo de relaciones. La propia Internet vista como plaza, la oralidad escrita que caracteriza las comunicaciones a través del chat, el uso de máscaras, el papel de la pantalla, a veces biombo en otras espejo o aparente ventana preámbulo del encuentro físico que tantas veces se produce. El mismo doctor Levis considera que vivimos en sociedades en las que paulatinamente han ido disminuyendo los espacios en donde conocer nuevas personas. Internet, plaza sin territorio físico, es un espacio simbólico cuyos usos se van conformando a través del tiempo en una continua pulsión entre y las prácticas de los usuarios, el desarrollo tecnológico, las imposiciones e intereses comerciales y las disposiciones legales presentes y futuras. A medida que avanzan la prevención, la desconfianza y el miedo hacia los otros, el espacio público se ha ido vaciando de lazos afectivos y sociales. En este contexto, Internet adquiere una creciente dimensión social, política y cultural que tiene su reflejo en la aparición de
nuevas formas de establecer y mantener relaciones afectivas de distinta índole. El chat es la herramienta comunicativa más utilizada para estos fines. El chat y los distintos servicios para el intercambio instantáneo de mensajes a través de medios electrónicos establecen modos de comunicación escrita asimilables en varios aspectos a formas orales de comunicación. El chat le da a la escritura una dimensión espacio temporal marcada por la inmediatez en la trasmisión de los textos que impele a reproducir el ritmo de una conversación. Requiere una fluidez en la escritura que hace que en muchas ocasiones los interlocutores prefieran dejar de lado las reglas gramaticales y ortográficas en busca de obtener una mayor eficacia comunicativa. Esto hace que sea habitual, en especial entre los jóvenes, el uso masivo de abreviaciones y contracciones que han ido creando un nuevo sistema de codificación en el que las vocales empiezan a ser sacrificadas al mismo tiempo
que se utiliza un número creciente de símbolos icónicos, conocidos como emoticones, que a modo de pictogramas electrónicos son utilizados para describir estados de ánimo, situaciones, personas e incluso algunas acciones. En las relaciones en la Red, los interlocutores pueden llegar a un nivel de intimidad y confianza que facilita que se cuenten cosas que no suelen compartir con sus amigos o familiares más cercanos, lo cual no implica necesariamente compromiso afectivo, ni verdadera exposición. Ante la pantalla muchas veces cuesta recordar que, del otro lado, en algún lugar del mundo, hay una persona de carne y hueso leyendo los mensajes, alguien que ríe, llora, goza y sufre como cualquier otro ser humano. Personas sin presencia física real con quienes en muchos casos se genera,
pantalla interpuesta, un vínculo afectivo o la ilusión de un vínculo afectivo. La opacidad de la pantalla facilita la mentira. En los sitios de búsqueda de parejas, en el correo electrónico, en el chat, se fábula y se miente habitualmente. Son muchos y muchas quienes ingresan a Internet provistos de diferentes máscaras, pero las máscaras no están en la Red, las creamos y las llevamos nosotros. Nos las ponemos voluntaria o inconscientemente. Internet, al igual que otros medios de comunicación, marca las pulsaciones de la sociedad en la que se desarrolla. Formamos parte de una civilización constructora de máscaras en la que el ser suele confundirse con el parecer ser. ¿Miedo a ser rechazados? ¿Búsqueda de nuestro verdadero rostro?
ACTIVIDAD 4: De acuerdo al texto sobre las relaciones afectivas en internet, presente por escrito en la hoja de trabajo, una alternativa de solución a la problemática que está planteando.
Respuestas a la pregunta
Contestado por
1
Respuesta:
ámenme mucho
Explicación:
kekejejje
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