el cuento la niebla el final
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
A el este hombre se le debería haber encendido una luz roja, una señal de prohibido el paso: NO MATARÁS. Nunca es lícito matar al inocente, por muy buenas que sean las intenciones y aunque las circunstancias parezcan justificarlo por completo. Se lo había prometido. Sin embargo, existe siempre la esperanza. Mientras obremos el bien y evitemos el mal, estamos en el camino que Dios ha trazado para nosotros. En el momento en que nos erigimos en señores del bien y del mal, valorando las acciones más por las consecuencias y por las intenciones que por lo que son en sí mismas, entonces incurrimos en un error y en una vía de sufrimiento sin fin. La responsabilidad nos aplasta. Nos sentimos obligados a evitar todos los males y se nos ocurren vías que parecen plausibles y que, sin embargo, contravienen la ley de Dios.
La película es entretenida y su final, macabro, pero la moraleja es aleccionadora.