¿El comunismo en Cuba?
Respuestas a la pregunta
El Manifiesto Comunista de 1848 constituye la Carta Magna de toda la actividad revolucionaria cumplida desde entonces bajo la inspiración de Carlos Marx. El documento comienza expresando que un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Y agrega que todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot los radicales franceses y los polizontes alemanes.
Cuba
Nombre Oficial: República de Cuba
Extensión: 110.922 km2
Capital: Habana
Lengua oficial: Español
Moneda: Peso
Forma de Gobierno: República socialista unitaria con una cámara legislativa
Religión: Católica
Cuba fue divisada por Colón en su primer viaje a las Indias, el 27 de octubre de 1492. La bautizó con el nombre de Juana, en honor a doña Juana la Loca, aunque posteriormente adoptó la versión castellana de los topónimos indígenas Coabaí o Cubanacán, que designaba respectivamente a la isla y a una aldea interior. En 1511, Diego Velázquez fundó el primer asentamiento en Baracoa, con unos 300 españoles.
Inicialmente la isla se dividió en siete municipios, cada uno de ellos dotado de su propio cabildo, desde el que se trataban los asuntos legales y administrativos. Desde 1515, los cabildos se organizaron con la intención de defender los intereses coloniales frente a las autoridades reales. Además, se fundó en Baracoa un obispado soburdinado directamente a Santo Domingo, que en 1518 se trasladó a Santiago de Cuba.
En las primeras décadas de la colonización, la explotación de los placeres auríferos se reveló poco rentable y contribuyó a diezmar a la población indígena que trabajaba obligatoriamente en los mismos. Desde muy pronto, la isla se convirtió en punto de escala y aprovisionamiento de las numerosas exploraciones que los españoles realizaron a la península de Yucatán, la Florida y la costa del golfo de México, en busca de mayores cantidades de matales preciosos.
Las dificultades a las que tuvieron que hacer frente los colonos españoles fueron las epidemias, los huracanes y los ataques de piratas y navegantes de otros países europeos que trataban de establecer sus propios asentamientos en la isla, con la intención de obtener puertos francos para su comercio. Hacia 1700, un período de calma y prosperidad permitió que la población creciera hasta alcanzar los cincuenta mil individuos. La organización de la flota española comunicaba regularmente casi toda la América hispana con la metrópoli a través de Cuba, lo que aumentó la importancia comercial y estratégica de la isla.
A lo largo del siglo XVIII se intensificó el desarrollo agrícola, que dependió cada vez más de las plantaciones de caña de azúcar y de los esclavos capturados en África. La Compañía de la Habana se fundó en 1740 con el propósito de impulsar este desarrollo, así como de suministrar los esclavos necesarios y agilizar el comercio. Como consecuencia del fracaso de la compañía y de una ocupación inglesa de la Habana durante varios meses en 1762, los ministros de Carlos III emprendieron una serie de reformas destinadas a impulsar la zafra y a centralizar el aparato burocrático.
Cuba fue uno de los pocos territorios hispanos de América que permanecieron fieles a España tras la invasión francesa de la península ibérica. En 1821 surgió un movimiento independentista, pero sus instigadores, entre los que figuraba el poeta José María Heredia, fueron apresados y castigados.
El mantenimiento del comercio de esclavos en la isla ocasionó dificultades diplomáticas en las relaciones entre el Reino Unido y España, que habían acordado terminar con el comercio en 1820. Aunque el comercio de esclavos terminó en 1865, la esclavitud no se abolió hasta 1886. A partir de entonces llegaron a la isla numerosos mexicanos (de Yucatán), indios y chinos con contratos laborales de varios años de duración.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la industria azucarera cubana se convirtió en la más moderna del mundo, llegando a producir por sí sola la más de un tercio de todo el azúcar mundial. Sin embargo, la extensión desproporcionada de las plantaciones dedicadas a este cultivo provocó la irreversible deforestación de extensas zonas de la isla.