ejemplos de un narrador obserbador
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El narrador observador se limita a contar aquello que observa, en tercera persona, sin participar de los hechos.
1. La campanilla que estaba colgada en el extremo superior de la puerta sonó, como cada vez que entraba un nuevo cliente. La mujer saludó con una sonrisa y fue directo a la estantería en la que se ubicaban las novelas clásicas. Mientras sujetaba unas carpetas con su mano izquierda, con su dedo índice derecho fue repasando los libros, uno por uno. Por momentos, inclinaba su cabeza para poder leer sus lomos. Estuvo un buen rato allí, sacando y hojeando varios ejemplares, hasta que se decidió por uno. Era el segundo tomo de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Le pagó al señor que fumaba una pipa detrás de un viejo escritorio y se fue directo al café de la esquina. Pidió un expreso y se quedó leyendo hasta que las luces de la calle se encendieron.
2. Mientras se acomodaba sus gruesos anteojos, caminó derecho hasta la última mesa del salón de la biblioteca. Solo había una persona sentada en aquel rincón: una chica rubia, que leía un grueso libro de anatomía. El joven se sentó en diagonal a ella y sacó una pila de fotocopias, que se puso a leer y subrayar con su lápiz negro. Por momentos, levantaba la vista para mirarla. Y, de paso, espiaba el reloj que estaba justo al frente. Cada tanto, se secaba las manos, empapadas de sudor, en su pantalón caqui. La escena se repitió durante horas, una y otra vez, hasta que la joven recogió sus cosas y se fue. Él la vio caminar por el pasillo. Después, se asomó por la ventana para verla mientras cruzaba el patio, hasta perderla de vista.
3. El arenero era su juego favorito. Así le había dicho a su madre mientras iban de la mano a la plaza que quedaba a dos cuadras de su casa. Cuando pasaron las hamacas, le soltó la mano a su madre y, con un baldecito rojo en una mano y el rastrillo en la otra, fue corriendo hacia el rectángulo en el que ya se habían levantado varios castillos y volcanes de arena. Su madre se sentó en el mismo banco de siempre y se dedicó a tomar sol mientras lo vigilaba sin que él se diera cuenta.