ejemplos de soneto no me pongan que es sino el poema wey. grasias te doy 100 puntos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Soneto CXLVII A una Rosa de Sor Juana Inés de la Cruz
En que da moral censura a una rosa y en ella a sus semejantes
Rosa divina que en gentil cultura
eres con tu fragante sutileza
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada en la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego, desmayada y encogida,
de tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida
viviendo engañas y muriendo enseñas.
2. Soneto XXVI de Sor Juana Inés de la Cruz
Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimento a las musas
¿En perseguirme, Mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo? Cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento,
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros, ni riquezas,
así, siempre me causa mal contento,
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura, que vencida,
es despojo civil de las Edades;
ni riqueza me agrada si es mentida.
Teniendo por mejor en mis Verdades,
consumir vanidades de la Vida,
que consumir la Vida en vanidades.
creo que es esto
Encontre este me venian muchos
INICIO LIBROS TRES SONETOS DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Sor Juana Inés de la Cruz. Sor Juana Inés de la Cruz.
POESÍA
Tres sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz
Una breve selección de composiciones de la más grande figura del barroco hispanoamericano.
2019/05/15
POR SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
A su retrato
Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido:
es un vano artificio del cuidado;
es una flor al viento delicada;
es un resguardo inútil para el hado;
es una necia diligencia errada;
es un afán caduco, y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
En que satisface un recelo con la retórica del llanto
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimento a las musas
¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas
de hecho me falto poquito del poema