ejemplos de la vida cotidiana que se relacionen a la ética de Sócrates
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. La humildad
Sócrates no era nada agraciado físicamente. Su estatura era demasiado baja y tenía un vientre bastante prominente. Sus facciones eran bruscas y entre ellas se destacaban sus grandes ojos saltones y su nariz extremadamente respingada. Su aspecto físico fue motivo de burlas por parte de otros filósofos.
Sin embargo, nada de esto le afectaba. Por el contrario, prestaba poca o ninguna atención a esos comentarios. Antes bien, llevaba siempre la misma capa y era totalmente austero en su forma de vida. Apenas si comía o bebía lo indispensable. Anfitón dijo de él que ningún esclavo querría ser tratado como él se trataba a sí mismo. Platón, por su parte, le lavó los pies y le puso sandalias.
2. El respeto por la individualidad de los demás
Uno de los aspectos más interesantes de la vida de este filósofo es que nunca escribió. Pese a que todos lo consideraban una mente muy superior y llena de sabiduría, todas las enseñanzas de Sócrates fueron orales. La razón por la que adoptó esa conducta es otra de las grandes lecciones de vida de Sócrates.
Siempre dijo que cada quien debía desarrollar sus propias ideas. Si escribía las suyas, condicionaría la construcción intelectual de los demás. Lo suyo era algo más genuino: conversar hasta el cansancio con la gente, poniendo en juego su ironía y su extraordinaria capacidad para ver las cosas desde un ángulo diferente.3. La escucha, otra de las grandes lecciones de vida de Sócrates
El método mediante el cual Sócrates impartía sus enseñanzas era de una sutileza y de una inteligencia tal que todavía se aplica en nuestros días (eso sí, menos de lo deseable). Grandes pedagogos, como Jean Piaget, se inspiraron en el método socrático, al que se le conoce como “Mayéutica”.
El filósofo iniciaba una conversación interrogando a su interlocutor. Le planteaba preguntas que apuntaban a que él mismo descubriera si lo que decía era consistente, o, en cambio, tenía poco sustento. De este modo, cada quien iba llegando a la verdad por sí solo. Sócrates escuchaba y solamente cuestionaba.
4. La apertura total a la verdad
Sócrates es el autor de la famosa frase “Solo sé que nada sé”. En su caso no era un eslogan ni una forma de promocionarse. Realmente este filósofo tenía una apertura mental única. De ahí que considerara que su principal recurso para llegar a lo verdadero era reconocer que no sabía qué era lo verdadero, era plantear interrogantes antes de intentar encontrar respuestas, era ampliar la visión del mundo antes de acotarla.
También fue Sócrates el autor de la célebre afirmación “Conócete a ti mismo”. Esta frase se inscribió en el frontón del Templo de Delfos. No buscó describir él a los seres humanos, sino que nos invitó a todos a explorar dentro de nosotros mismos. Un viaje, sin duda, apasionante.
5. El sentido del humor
El más famoso de los filósofos atenienses también tenía un gran sentido del humor. Buena parte del mismo se vio reflejado en sus anécdotas con Xantipa, su esposa. Ella era 30 años menor que él y famosa porque tenía un carácter endemoniado.
Por eso alguna vez le preguntaron a Sócrates por qué se había casado con ella y él indicó: “Lo que me gusta es aprender todos los días de una persona con un carácter tan malo (pronto muy fuerte, poco paciente). No hay escuela mejor que el trato con los demás”.
Explicación:
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