Arte, pregunta formulada por edimarcegarra, hace 1 mes

ejemplo de valor en arte y patrimonio​

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Contestado por diazhadith27
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Primero recordaremos que el concepto de patrimonio cultural va asociado, casi siempre, al de valor histórico y estético de las cosas. Este valor histórico-cultural, entrando más en detalle, podemos dividirlo a su vez en tres grandes conceptos generales: Valor de uso, valor formal y valor simbólico. El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (ICOMOS), con referencia al sentido que tiene la conservación del patrimonio, dice: «la búsqueda del mensaje de bienes culturales exige evidenciar los valores éticos, las formas sociales de comportamiento, las creencias y los mitos, de los que los elementos del patrimonio físico serán los signos, la expresión, en el espacio y en el tiempo (…) El concepto o la representación social de un bien cultural revisten una importancia mayor que el objeto en sí mismo: la dimensión inmaterial prevalece». Hoy nos detendremos a reflexionar sobre el patrimonio cultural-industrial, que, creemos, es el que se encuentra actualmente en mayor peligro de total extinción. De ahí el tono un tanto agrio que nos ha salido en la redacción de este artículo.

La dimensión inmaterial, el valor no tangible de las cosas en un entorno social carente de sensibilidad, de curiosidad por conocer, de estímulos para utilizar la imaginación viajando a otras épocas, carecerá de valor, por lo que estará condenado a la destrucción si no hay quien defienda (y tenga influencia sobre el poder administrativo) el valor de una idea

Si apelamos a la acepción del patrimonio como valor de uso, que «sirva para algo», que satisfaga una necesidad material, nos encontraremos con máximos responsables (administración pública, propietarios…) que normalmente carecen de sensibilidad cultural, y nosotros, entonces, lucharemos para intentar salvarlo de la destrucción. Con los dos valores del patrimonio restantes, el formal y el simbólico, nos adentramos en terrenos muy delicados, en un barrizal. El valor formal del patrimonio se refiere al aprecio que pudiera llegar a tener el público hacia él, bien porque despierta emociones, bien por el placer que proporciona su estética (forma), o por otras cualidades un poco más metafísicas, como son las cualidades sensibles y emocionales (complejas). ¿Podemos explicar a la administración qué cualidad sensible tiene determinado elemento patrimonial para que no sea destruido? Nosotros, por experiencia tenemos la respuesta. Es casi imposible, no es un contexto amable, en absoluto, para hablar sobre sensibilidad, con sensibilidad, y con propietarios que no lo son; los encontraremos obcecados con la especulación inmobiliaria y medrando con los fondos buitre.

Aquí, en España, si el patrimonio es capaz de convivir con bloques de viviendas o transformarse en las propias viviendas, entonces lo hemos salvado aunque no podremos visitarlo salvo que nos compremos un apartamento allí o tengamos un amigo propietario

Los objetos del pasado, representan el medio de comunicación entre las personas que los produjeron o utilizaron y sus actuales receptores, emitiendo mensajes históricos de un enorme valor social. Ese es el valor que denominamos valor simbólico. El problema es que este valor está directamente vinculado al bagaje cultural de la persona que lo percibe, y a la distancia que mantiene el patrimonio entre lo material (el edificio, por ejemplo) y lo que ha significado para la sociedad. Dicho «valor», presenta un problema añadido, el de poder ser utilizado ideológicamente por la administración de turno, y llegar así a trascender a la sociedad como un valor manipulado, o nulo. Sea como sea, desgraciadamente, siempre hablamos más del peligro que el

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