e) El castellano, inglés, portugués y el francés fueron los idiomas
instaurados por los colonizadores europeos.?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una misión de fe
Las estimaciones sobre el número de habitantes y lenguas existentes en el continente americano antes del primer contacto europeo son inciertas. Hay quienes aseguran que en lo que hoy es México y Centroamérica se ubicaban 5 millones de personas y que hablaban unos 300 idiomas diferentes. También se ha especulado que en Sudamérica y en las Indias Occidentales unos 9 millones de nativos hablaban más de 1400 idiomas.
Lo que sí está comprobado es que la región de Mesoamérica se extendía desde Centroamérica hasta el sudoeste de los Estados Unidos y sus pueblos compartían una cultura similar, incluyendo la arquitectura, las mismas formas de escritura pictográfica y jeroglífica, los tejidos de algodón y una dieta parecida compuesta principalmente de maíz y frijoles. El comercio era común y extenso, y la sociedad se dividía en agricultores (es decir, la mayoría de la población) y en la jerarquía, que incluía a los sacerdotes, guerreros y mercaderes.
La consolidación del poder de la reina Isabel y del rey Fernando en Europa estaba íntimamente ligada a dos elementos: el idioma y la fe. Con el poder divino conferido a través del Papa, el castellano se convirtió en la herramienta clave para evangelizar y convertir a otros pueblos.
Las lenguas imperialistas de Mesoamérica
Curiosamente, este acercamiento imperialista a la lengua ya se apreciaba desde antes de la llegada de los españoles. Como parte de una estrategia de control y dominación, el imperio azteca, extendido entonces a lo largo de México y América Central, impuso el náhuatl como idioma oficial. El náhuatl es un idioma aglutinante que permite añadir prefijos y sufijos a las palabras y posibilita la creación de nuevas palabras. Términos como aguacate, chili, chocolate, coyote, peyote y tomate se derivan del idioma de los aztecas. Hoy día, aproximadamente 1,5 millones de personas hablan diferentes variantes del náhuatl, ubicadas, en su mayoría, en el centro de México.
El imperio inca también aplicó la misma política imperialista antes de Pizarro, obligando a todos sus súbditos a hablar y entender quechua bajo la amenaza de castigo. La evolución demográfica del idioma está conectada con los colonizadores europeos. Poco después de su llegada, los españoles se dieron cuenta de que enseñar el castellano no solo era difícil, sino que tampoco fomentaba la fe católica en sus alumnos.
Como consecuencia, los misioneros y colonizadores empezaron a acudir a intérpretes locales para comunicarse con los lugareños, principalmente bajo coacción (es decir, los secuestraban), para que aprendieran el idioma y propagaran el uso de “una lengua nativa privilegiada” que sirviera para evangelizar a la población. En el siglo XVIII se prohibió oficialmente hablar quechua en los territorios conquistados. Sin embargo, palabras como Andes, cóndor, llama, puma y alpaca se integraron al español y, posteriormente, incluso al inglés. Actualmente, 8 millones de personas hablan quechua y su influencia en la sintaxis española de algunas regiones es innegable.
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