doy coronitaaaaaaaaaa
un resumen plisss
El fuego y el colibrí Takea robó el fuego que el Sol había dejado sobre la tierras bajas. Lo escondió entre dos piedras y lo llevó a su cueva, al pie de un cerro. Los hombres que vivían en esas tierras trataron de recuperarlo, pero una piedra grande les cerró el paso. Entonces se retiraron apenados y la primera noche cayó sobre la tierra. Después vinieron las primeras lluvias y con ellas la niebla, el granizo y el frío. Cuando no salía el sol, que les daba sus rayos para secar la carne, tostar los granos y abrigarse, el frío y el hambre ponían enfermos a los niños más pequeños. El hombre que había robado el fuego no se inmutaba: él no pasaba hambre, tampoco frío. Salía en las noches, para que nadie lo viera, y volvía cargado de capibaras, nutrias de río y gordas codornices, dejaba caer unas palabras mágicas sobre la enorme piedra que tapaba la cueva y entonces esta lo dejaba pasar. Saltando sobre los árboles y escondidos tras las piedras, corriendo junto a lagunas y quebradas, niños y jóvenes aguardaban al hombre que había robado el fuego. Sin temor a los espíritus del bosque, lo seguían hasta la misma entrada de la cueva, pero la voz de Takea era como un murmullo y ninguno alcanzaba a entender sus palabras. Al final se cansaron, y casi sin esperanza volvieron sus casas. Solo algunos chiquillos se quedaron, pero eran tan pequeños que pronto olvidaron la razón por la cual estaban allí. Jugaban a las escondidas, atrapaban coatíes y los hacían bailar ante los ojos del hombre que había robado el fuego. Y el hombre se sentía tan contento, que algunas veces las palabras mágicas se le escapaban ante los niños, pero ellos estaban muy ocupados en sus juegos y lo que el hombre dijera o dejara de decir poco les importaba. Por primera vez, el arcoíris cubrió la tierra. Otro día, algunas jóvenes salieron antes del alba. Iban en busca de la mañana, pensaban que si salían a encontrarla podrían hablarle y pedirle algún deseo. Mientras lo hacían iban hablando de todo un poco, de las estrellas que brillan de madrugada, de los c
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Agar Casi casi todo lo que dice ahí pero cámbiale las cosas por ejemplo ustedes estaban ahí estaba ahí quítale las cosas y ponerle o de otra forma
l fuego y el colibrí Takea robó el fuego que el Sol había dejado sobre la tierras bajas. Lo escondió entre dos piedras y lo llevó a su cueva, al pie de un cerro. Después vinieron las primeras lluvias y con ellas la niebla, el granizo y el frío. Cuando no salía el sol, que les daba sus rayos para secar la carne, tostar los granos y abrigarse, el frío y el hambre ponían enfermos a los niños más pequeños. El hombre que había robado el fuego no se inmutaba: él no pasaba hambre, tampoco frío. Salía en las noches, para que nadie lo viera, y volvía cargado de capibaras, nutrias de río y gordas codornices, dejaba caer unas palabras mágicas sobre la enorme piedra que tapaba la cueva y entonces esta lo dejaba pasar. Saltando sobre los árboles y escondidos tras las piedras, corriendo junto a lagunas y quebradas, niños y jóvenes aguardaban al hombre que había robado el fuego. Sin temor a los espíritus del bosque, lo seguían hasta la misma entrada de la cueva, pero la voz de Takea era como un murmullo y ninguno alcanzaba a entender sus palabras. Jugaban a las escondidas, atrapaban coatíes y los hacían bailar ante los ojos del hombre que había robado el fuego. Y el hombre se sentía tan contento, que algunas veces las palabras mágicas se le escapaban ante los niños, pero ellos estaban muy ocupados en sus juegos y lo que el hombre dijera o dejara de decir poco les importaba.