doy coronita a quien lo responda bien
Menciona 3 conflictos externos (intervenciones extranjeras) que amenazaron la soberanía de México durante los primeros años de su vida independiente. *
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Cómo se construye una nación? y ¿qué fue la intervención francesa en México vista desde Europa? son preguntas que expresan la problemática a investigar de la obra. A lo largo del siglo XIX México luchó por convertirse en una nación y tuvo que enfrentar varias intervenciones, entre estas la francesa. El libro explica los antecedentes (económicos, políticos, sociales y hasta psicológicos) de la intervención.
En el primer capítulo el autor explica el concepto que tenía la corona sobre su colonia. La Nueva España era "la perla del imperio español" (p. 28); es decir, para la corona el territorio era una gran mina de plata y sus habitantes no eran más que mineros a quienes se explotaba hasta la muerte sin tentarse el corazón (p. 29). Gouttman brinda un breve resumen de la independencia de México en el capítulo 1, "Los orígenes de la gran idea del reino", en el que explica cómo después de que el cura Miguel Hidalgo fue fusilado por las tropas españolas el movimiento independentista continuó con Morelos, quien proclamó la independencia en 1813 y muriera después fusilado por orden del virrey Calleja. Es importante señalar que Calleja estuvo influenciado por el odio que sentía Agustín de Iturbide hacia Morelos.
La primera forma de gobierno que el México independiente adoptó fue el imperio. Este fue encabezado por Iturbide, quien fue apoyado por los militares y el clero (este último preocupado por la reciente aprobación de la secularización de los bienes de la Iglesia en España). El gobierno del emperador mexicano fracasó con el levantamiento iniciado en Veracruz y dirigido por Antonio López de Santa Anna, un coronel al servicio de Iturbide quien lo había traicionado. Santa Anna proclamó la república en ese mismo estado y se hizo del poder desde entonces: algunas veces fue presidente, otras exiliado; en ocasiones resultó triunfador y en otras derrotado. En 1853 se establece como dictador y se autonombra "Alteza Serenísima" (p. 31). Gouttman resume este periodo de la historia de México como la "era de los pronunciamientos" (p. 31) y define "pronunciamiento" como el "negarse a obedecer al gobierno" (p. 31).
El autor señala que desde 1824 México viviría una época de "conspiraciones de cuartel" (p. 32). Políticamente se definirán dos partidos: el clerical o conservador, que preconizaba un gobierno centralista, y el liberal, defensor de una república federal. Los conservadores eran criollos ricos que buscaban al sucesor de Iturbide; uno de sus representantes fue José María Gutiérrez de Estrada, quien en un texto de 1840 expresó que "el estandarte estrellado de los Estados Unidos ondearía pronto sobre el Palacio Nacional de la ciudad de México" (p. 32) en caso de durar el estado anarquista de Santa Anna. Al representar una amenaza para el gobierno, se confiscaron las propiedades a Gutiérrez de sus aliados, quienes tuvieron que exiliarse en el sur de Francia (p. 32).
Con el paso del tiempo se acabarían por formar en México dos partidos: el conservador -constituido principalmente por "clérigos fanáticos" (p. 32)- y el liberal -cuyos miembros más fanáticos serán los llamados "radicales"—, que mantendrán al país en un estado permanente de guerras civiles.
Fue con la guerra de los Tres Años cuando los países europeos empezaron a interesarse por lo que ocurría en México debido a dos razones: la cuestión, siempre pendiente de las deudas mexicanas, y el hecho de que un considerable número de mexicanos veían como única solución a los problemas del país una intervención extranjera que restableciera el orden.
Un grupo de "monárquicos apasionados" (p. 46) en Europa buscó entrar en los círculos de poder con el objetivo de restaurar la monarquía en México. Gouttman se centra en dos individuos de este grupo de conservadores: José María Gutiérrez de Estrada y José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar. Se sabe que este último era pariente de la condesa de Montijo, madre de la futura esposa de Napoleón III, Eugenia de Guzmán (p. 48).
José Manuel Hidalgo era secretario de la embajada de México en España y ya había comenzado a realizar gestiones en la corte española cuando estalló la revolución en Madrid, y en México fue derrocado el gobierno de Santa Anna. En consecuencia, Hidalgo fue destituido de su cargo. No obstante, más tarde fue reintegrado a su puesto por órdenes de un nuevo gobierno conservador de México, sólo que esta vez Hidalgo ya no residiría en Madrid, sino en París, lugar en el que pudo encontrarse con la emperatriz Eugenia para impulsar la restauración de la monarquía en México.
El contacto de Hidalgo con la emperatriz, las cartas de Murphy (diplomático mexicano que había sido embajador en Londres) y del marqués de Radepont (un francés que vivía en México) favorecieron el interés de Napoleón III por México.