doy corona.
Escribí un nuevo final de tal manera que se transforme en una historia realista, una historia
posible de existir.
El señor Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años
atrás: un olor picante y agridulce a jabón amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a acaroína. El
recuerdo de su niñez lo puso nostálgico. Se le humedecieron los ojos. Le pareció que retrocedía en el
tiempo. Desde la penumbra del fondo le llegó la voz ruda del patrón: -¿Estas son horas de venir? Te
quedaste dormido, como siempre. El señor Epidídimus tomó la canasta de mimbre, fue llenándola con
paquetes de azúcar, de yerba y de fideos, con frascos de mermelada y botellas de lavandina, y salió a hacer
el reparto. La noche anterior había llovido y las calles de tierra estaban convertidas en un lodazal.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
entiendo, muy buena redacción por cierto
Explicación:
El señor Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años
atrás: un olor picante y agridulce a jabón amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a acaroína. El
recuerdo de su niñez lo puso nostálgico. Se le humedecieron los ojos. Le pareció que retrocedía en el
tiempo. Desde la penumbra miro hacia el abismo en el vasto mar, y recordando la voz de su patrón le escucha decir, "te tardaste demasiado, son estás las horas de venir?". El señor Epidídimus tomó la canasta de mimbre, fue llenándola con
paquetes de azúcar, de yerba y de fideos, con frascos de mermelada y botellas de lavandina, y salió a hacer
el reparto. La noche anterior había llovido y las calles de tierra estaban convertidas en un lodazal.