DOY CORONA
1- ¿por qué dice el texto al principio que estaban las puertas abiertas y sin candados / vacías qu dan las perchas, ni con pieles ni con mantos, / sin halcones de cazar y sin azores mudados?
2- ¿que relación guardan estos versos con las posesiones que El Cid deja atrás? ¿Que imagen nos dan de la situación en que se halla el protagonista?
Respuestas a la pregunta
mientre lorando
tornava la cabeça y estava los catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañados,
alcandaras vazias sin pielles e sin mantos
e sin falcones e sin adtores mudados.
1
En silencio intensamente llorando,
volvía la cabeza, los estaba mirando.
Vio puertas abiertas, batientes sin candados,
perchas vacías, sin túnicas de piel ni mantos,
sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mio Cid, por los pesares abrumado,
habló mio Cid bien y muy mesurado:
—¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en lo alto!
¡Esto han tramado contra mí mis enemigos malvados!—
2
Allí empiezan a espolear, allí sueltan las riendas.
A la salida de Vivar una corneja les salió por la derecha
y entrando en Burgos les salió por la izquierda.
Se encogió mio Cid de hombros y agitó la cabeza:
—¡Alegría, Álvar Fáñez, que nos echan de la tierra!
3
Mio Cid Ruy Díaz en Burgos entró,
en su compañía hay sesenta pendones.
Salían a verlo mujeres y varones,
burgueses y burguesas están en los miradores,
llorando en silencio, tal era su dolor,
por las bocas de todos salía una expresión:
—¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor!—
4
Le convidarían de grado, pero ninguno osaba:
el rey Alfonso le tenía tal saña.
Anteanoche llegó a Burgos su carta
con grandes precauciones y solemnemente sellada:
que a mio Cid Ruy Díaz nadie le diese posada
y que aquel que se la diese supiese una seria amenaza,
que perdería sus bienes y además los ojos de la cara,
y aun además el cuerpo y el alma.
Un gran pesar tenía la gente cristiana,
se esconden de mio Cid, pues no osan decirle nada.
El Campeador se dirigió a su posada,
en cuanto llegó a la puerta, se la encontró bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso así estaba preparada:
a no ser que la quebrase por la fuerza, no se la abriría nadie.
Los de mio Cid con grandes gritos llaman,
los de dentro no les querían contestar palabra.
Espoleó mio Cid, a la puerta se acercaba,
sacó el pie del estribo y le dio una patada;
no se abre la puerta, pues estaba bien cerrada.
Una niña de nueve años a la vista se paraba:
—¡Campeador, en buena hora ceñisteis espada!
El rey lo ha prohibido, anoche llegó su carta
con grandes precauciones y solemnemente sellada.
No nos atreveríamos a abriros ni a acogeros por nada;
si no perderíamos los bienes y las casas,
y además los ojos de la cara.
Cid, con nuestro mal vos no ganáis nada,
pero el Creador os ayude con todas sus virtudes santas.—
Esto dijo la niña y se volvió a su casa.
Ya lo ve el Cid, que no tiene del rey la gracia;
se alejó de la puerta, por Burgos espoleaba,
llegó a Santa María, entonces descabalga,
se puso de rodillas, de corazón le rezaba.
Acabada la oración, al punto cabalgaba,
salió por la puerta y el Arlanzón cruzaba;
junto a la ciudad en la glera acampaba,
plantaba la tienda y luego descabalgaba.
Mio Cid Ruy Díaz, el que en buena hora ciñó la espada,
acampó en la glera, pues nadie lo acoge en su casa,
60 pero a su alrededor hay una buena mesnada;
así acampó mio Cid como si estuviese en la montaña.
Dentro de Burgos le han prohibido comprar nada
de cualquier cosa que sea de vituallas;
no osarían venderle la porción más barata.
(versión modernizada de Alberto Montaner Frutos)