Historia, pregunta formulada por luzmilavegamorales, hace 1 año

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¿Qué se hallaron (entre 1922 y 1934) en
las tumbas reales de Ur?​


juniorry11: No sé :'v
luzmilavegamorales: :v
Jean2711: Noviembre de 1922. Leonard Woolley llevaba unos meses explorando la antigua ciudad sumeria de Ur, en Tell el-Mukayyar (Irak), cuando una noticia atrajo la atención de los periódicos de todo el mundo: otro británico, Howard Carter, había descubierto en Egipto la tumba de Tutankhamón, la más sensacional de todos los faraones.
Jean2711: Aún nada hacía presagiar que, seis años después, también Woolley coparía las portadas de los diarios con el hallazgo en Ur de las tumbas reales más maravillosas jamás vistas en Oriente.
Jean2711: esto es un resumen de lo que hallo Leonardo Woolley en la ciudad de Ur

Respuestas a la pregunta

Contestado por Nolosabras
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Respuesta:

el 3 de diciembre de 1872, George Smith, un joven investigador del Museo Británico, presentó ante la Sociedad Británica de Arqueología Bíblica un sensacional descubrimiento: leyendo las tablillas de la Epopeya de Gilgamesh halladas en la biblioteca de Assurbanipal en Nínive había conseguido identificar y descifrar un fragmento en el que se relataba la historia de un diluvio muy semejante al del Antiguo Testamento. De inmediato se disparó el interés de los medios de comunicación y del gran público por la antigua Mesopotamia y sus conexiones bíblicas. Museos y universidades de Francia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos emprendieron expediciones arqueológicas en busca de vestigios de ciudades sumerias, asirias y babilónicas. Uno de los asentamientos que atrajo este interés renovado fue la antigua Ur, hogar del patriarca bíblico Abraham.

Ur ya había sido identificada años atrás merced a unas breves excavaciones realizadas durante los años 1853 y 1854 por J. E. Taylor, cónsul británico en Basora. Sin embargo, tuvieron que pasar algunos años hasta que el interés por los tesoros que escondía la antigua Mesopotamia volviera a resurgir. En el año 1922, el Museo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia y el Museo Británico de Londres sellaron un acuerdo de colaboración para excavar en la ciudad. Para dirigir los trabajos escogieron al reputado arqueólogo británico Charles Leonard Woolley, y el posterior desarrollo de las excavaciones en Ur demostró que la elección no pudo ser más acertada.

Woolley había comenzado su formación en el Museo Ashmolean de Oxford como ayudante de Arthur Evans, el responsable de las excavaciones en el yacimiento cretense de Cnosos. Se curtió como arqueólogo excavando primero en Nubia, entre 1907 y 1912, para a continuación, por encargo del Museo Británico, dirigir las excavaciones en Karkemish, una antigua ciudad hitita situada al sur de Turquía, muy cerca de la actual frontera con Siria. En Karkemish trabajó durante tres campañas, en las que tuvo como ayudante nada menos que a Thomas Edward Lawrence, el famoso Lawrence de Arabia. Pero el estallido de la primera guerra mundial les afectó de lleno: Lawrence se implicó plenamente en el movimiento de liberación árabe contra el yugo otomano, mientras que Woolley participó en la contienda como oficial de la inteligencia británica en el Próximo Oriente hasta que cayó prisionero de los turcos, en cuyas cárceles pasó dos años. Terminada la guerra, Woolley prosiguió con sus excavaciones en Karkemish y, más tarde, en Amarna, la ciudad egipcia que el faraón Akhenatón, padre de Tutankhamón, había convertido en capital de Egipto y emblema de su reforma religiosa. Allí excavó Woolley entre 1921 y 1922, año en el que fue llamado a dirigir los trabajos arqueológicos de la antigua Ur.

TRAS LA PISTA DE LAS TUMBAS REALES

Durante las cuatro primeras campañas de excavaciones en Ur, Woolley se centró en el temenos de la ciudad, la zona en la que se concentraban los edificios más importantes, entre ellos el gran zigurat, o templo en forma de pirámide escalonada, erigido durante la III dinastía de Ur, en el siglo XXI a.C. Pero ya en la primera campaña, Woolley se percató de que en un punto del yacimiento había un cementerio y, por algunos pequeños objetos de oro que enseguida salieron a la luz, comprendió que allí debían de esconderse importantes enterramientos. Sin embargo, en vez de precipitarse en busca de tesoros ocultos, antepuso su buen juicio como arqueólogo y decidió esperar. Primero había que estudiar los diversos estratos del yacimiento para así establecer su cronología. Además, era necesario entrenar a sus trabajadores y consolidar su autoridad sobre ellos; de este modo podría evitarse el robo de valiosos objetos, algo que se llevaba produciendo desde el primer año.

No fue, por tanto, hasta la campaña de 1926-1927 cuando Woolley acometió la excavación de la necrópolis real. Para entonces contaba ya con la colaboración del joven arqueólogo Max Mallowan, quien cuatro años más tarde contraería matrimonio con la famosa escritora de novelas policíacas Agatha Christie. Como consecuencia de esta relación, la novelista viajó con frecuencia al Próximo Oriente, visitó Ur y conoció a Leonard Woolley. Fruto de todos estos viajes fueron novelas como Asesinato en Mesopotamia o Ven y dime cómo vives, un delicioso libro en el que la escritora relata en clave de humor sus experiencias en Oriente como la sufrida esposa de un arqueólogo.

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