dos ejemplos de una ciudadanía de baja intensidad..... ayudaa
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CIUDADANOS DE BAJA INTENSIDAD
La expresión de Guillermo O’Donnel, ciudadanos de baja intensidad, refiere a uno de los problemas más graves y menos estudiados de las democracias recientes: la debilidad de sus culturas cívicas, la debilidad de su ciudadanía.
Ciudadanos imaginarios llamó Fernando Escalante a su estudio de las relaciones de la sociedad con la política en el convulso siglo XIX mexicano. Al empezar el siglo XXI han dejado de ser imaginarias para volverse realidad algunas instituciones fundamentales de la vida democrática, como las elecciones libres y los partidos políticos. Pero el gran vacío ciudadano sigue estando ahí.
El ciudadano mexicano no cree en la ley ni en su obligación de cumplirla.
No cree en la autoridad, ni la respalda, aunque la haya elegido libremente.
No quiere al gobierno pero todo lo espera de él.
No paga impuestos pero exige cuentas y bienes públicos.
No es tolerante ni respetuoso de la diferencia.
No tiene el hábito de asociarse y reunirse para perseguir causas comunes.
No es un ciudadano activo, atento a la cosa pública, solidario, participativo. Es un ciudadano receloso, enclaustrado en sus intereses particulares y familiares, sin una clara orientación hacia lo público.
Abordamos en este número el problema de la ciudadanía imaginaria o de baja intensidad en cuatro ámbitos distintos:
1. El déficit de la cultura chica, que reúne las reflexiones sobre la ciudadanía inexistente de Rafael Segovia, pionero mexicano en ese campo, Fernando Escalante Gonzalbo y Adrián Acosta Silva.
2. El déficit de los valores cívicos, a cuya descripción están dedicados los escritos de Federico Reyes Heroles. Leo Zuckermann y Leticia Juárez.
3. El déficit de la pedagogía democrática, tal como se expresa en a) la precariedad del relato democrático, b) la crisis de la política tradicional, c) los hábitos predemocráticos de los políticos profesionales y d) el rezago de los medios masivos, pedagogos por excelencia del espacio público. Abordan sucesivamente esos problemas los textos de Norbert Lechner, Manuel Antonio Carretón. José Antonio Aguilar Rivera y Raúl Trejo Delarbre.
4. Ingreso y cultura política. Ofrecemos, por último, una reflexión heterodoxa de Adam Przeworski, quien ha dividido las aguas del debate académico sobre la materia al sostener, luego de una larga medición de democracias emergentes, que el desarrollo económico, no la cultura cívica, es lo que da fortaleza y viabilidad a las democracias.
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