dos ejemplos de crisis mortal de los partidos políticos
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Resumen
¡Que se vayan todos! fue la proclama que se escuchó en las calles de Quito aquel 20 de abril del 2005, tras la caída del Ing. Lucio Gutiérrez. Y es que es innegable que el Ecuador vivió -y vive aún- una crisis de los partidos políticos tradicionales, arrastrada desde las elecciones del 2002, hasta la llegada de la Revolución Ciudadana, con su estigmatización de la partidocracia. Cuando era candidato a la presidencia en el 2002, Gutiérrez aseguraba: “Si Noboa y yo estamos encabezando es porque la gente dijo basta a los mismos políticos de siempre”[1].
A partir de ese año electoral, tanto el Partido Renovador Institucional de Acción Nacional (PRIAN) y el Partido Sociedad Patriótica (PSP) tomaron la posta de los partidos tradicionales como el Partido Social Cristiano (PSC), Izquierda Democrática (ID), Democracia Popular (DP), Movimiento Popular Democrático (MPD) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). No obstante, con el liderazgo de Rafael Correa y su movimiento Alianza PAIS en el 2006, la dinámica del sistema de partidos volvió a cambiar. Actualmente, tanto el PSP como el PRIAN representan a la partidocracia, según el oficialismo.
Ahora, cabe preguntarse: ¿Hasta qué punto el nuevo sistema de partidos será sostenible y legítimo para el electorado?
Causas de la crisis de partidos
Los partidos políticos son, por excelencia, el “eslabón de representación entre el gobierno y los ciudadanos, éstos reflejan las diversas aspiraciones de una sociedad heterogénea, pero también modelan la estructura social, económica y cultural de un país, a través de las políticas de gobierno que aprueban”[2]. Por ello, es necesario que los partidos presenten un alto grado de representatividad, legitimidad y credibilidad, cualidades carentes en los partidos políticos ecuatorianos.
La falta de Identificación y conexión de los ciudadanos con estas organizaciones ha resultado en una población marginada política y socioeconómicamente, que a su vez propicia a un electorado volátil y vulnerable frente a medidas clientelares que dan cabida a la presencia de ‘outsiders’ y candidatos antisistema. Es así como Gutiérrez y Correa, con un discurso anti partido, calaron hondo en los ecuatorianos, aprovechándose de “la pérdida de control de redes clientelares por parte de los partidos tradicionales en beneficio” de sus organizaciones, alcanzando finalmente la Presidencia.[3]
Esta carencia de representatividad también facilita el surgimiento de asambleístas independientes (permitido tras el referéndum de 1997) que desean alejarse de los viejos partidos para no manchar su imagen frente al electorado. Sin embargo, al existir diputados y asambleístas carentes de ideología, se presentó un espacio propicio para que personas ajenas a la política, como personajes de la televisión, deportistas y artistas nacionales fueran electos tanto en el Congreso como en la Asamblea. La persistente crisis ha resultado en que, en la actualidad, tanto los partidos políticos tradicionales como los nuevos, (quienes incluso criticaron este recurso previamente), utilicen la popularidad de estas figuras públicas para atraer votos desprovistos de ideología.
El politólogo Simón Pachano considera que, desde el período electoral del 2006 hasta la actualidad, con la incursión de Rafael Correa en la política a través de PAIS, se ha generado un cambio de sistema de partidos que se puede clasificar como uno de pluralismo extremo a uno de partido predominante.[4] Es decir que el electorado en el 2006 -alentado por el actual Presidente de la República a votar nulo y testigo de su victoria en 14 provincias, junto a la posterior destitución de 57 diputados de oposición reiteró una vez más la ilegitimidad y el rechazo total al sistema de partidos tradicionales y depositó su confianza en un solo movimiento: PAIS. Confianza que se vio legitimada como nunca antes en la historia ecuatoriana en siete oportunidades: la victoria en las elecciones presidenciales de 2006; la consulta a la convocatoria a una Asamblea Constituyente en abril de 2007; la mayoría en la Asamblea Constituyente en septiembre de 2007; el triunfo del ‘Sí’ a la Constitución en septiembre de 2008; la victoria en las elecciones presidenciales y de 59 asambleístas en abril de 2009, y el ‘Sí’ a la consulta popular en mayo de 2011. Finalmente, el 17 de febrero de 2013, el pueblo reiteró su confianza una vez más.
¿Continúa la crisis del sistema de partidos?
Con la elección y reelección de Rafael Correa, en 2007, 2009 y 2013 respectivamente, se rompió el recurrente patrón bajo el cual “ningún partido político lograba tener más que un presidente elegido”. Asimismo, cuando Alianza País obtuvo 59 escaños en la Asamblea, disminuyó el número efectivo de partidos* al nivel más bajo desde el retomo a la democracia, de una media de 5,85 hasta las elecciones del 2006 hasta un promedio de 3,76 en las elecciones del 2009.[6]