Dos caracteristicas del estado criollo del siglo XIX xfa ayudenme
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A principios del siglo XIX, la población criolla de nueva España sumaba un millón de personas diseminadas en villas y ciudades del centro de la colonia: Ciudad de México, puebla, Guanajuato, Zacatecas, Oaxaca y Valladolid (hoy Morelia). El criollo de ese momento se sentía más arraigado a Nueva España que a la tierra de sus padres: la península española. Lentamente, había dejado de sentirse descendiente de una raza para considerarse hijo de una tierra.
El pensamiento nacionalista de los criollos comenzó por destacar los valores de la población novohispana, la riqueza natural y cultural de la nueva sociedad y terminó por postular la autonomía económica con respecto de España. Desde el punto de vista político, los criollos veían la necesidad de reorganizar la colonia como una entidad independiente de España. Consideraban que por haber nacido en Nueva España debían ser ellos, y no los peninsulares, quienes la gobernaban.
Al mismo tiempo, los criollos realizaron estudios y escribieron numerosos libros sobre los aspectos naturales de Nueva España, la geografía, las especies vegetales y animales y el clima; pero también se preocuparon por los aspectos sociales y por los hechos de la historia anterior a la conquista. Tal fue el caso del jesuita Francisco Xavier Clavijero, quien escribió La Historia Antigua de México. El nacionalismo criollo se desarrolló en todas las posesiones españolas en América: en el sur, por ejemplo, Francisco Miranda, Simón Bolívar y José de San Martín; en el territorio de lo que hoy es México, el escritor Servando Teresa de Mier y, más tarde, Mariano Michelena, Ignacio Allende; Miguel Hidalgo y otros, fueron criollos imbuidos de este sentimiento.
Los significados del guadalupanismo
En una sociedad como la novohispana, atravesada por grandes desigualdades sociales y fuertemente dividida en distintos sectores, el guadalupanismo, es decir, el culto a la virgen de Guadalupe, se convirtió en un elemento de unidad entre todos los habitantes de Nueva España. Aunque los misioneros españoles lograron que los indígenas participaran en la religión cristiana, el desterrar las creencias de las antiguas religiones no se consiguió del todo. Detrás de las cruces y los símbolos de la fe católica, los indígenas escondían las imágenes de sus dioses y los veneraban en secreto.
Así pues, durante las primeras décadas de la colonia, como parte de la conquista espiritual de los pueblos mesoamericanos, surgió el culto a la Virgen de Guadalupe cuyo santuario quedó ubicado en el centro del Tepeyac, al norte de la ciudad de México, justo en el lugar donde nuestros antepasados indígenas originalmente rendían culto a la diosas Tonantzin, “nuestra madrecita”.
Indígenas, mestizos y criollos fomentaron el culto a la virgen de Guadalupe y lo convirtieron en una devoción de carácter nacional. De acuerdo con la doctrina, la virgen eligió estas tierras y a sus habitantes para protegerlos, de ahí sus apariciones en el cerro del Tepeyac, donde ordenó la construcción de su templo. A ella se le imploró ante adversidades como epidemias y hambrunas, y se convirtió en la patrona de Nueva España.
Entre los criollos, el culto guadalupano coadyuvó a formar su conciencia patriótica. Es muy significativo que a los pocos días de iniciada la guerra de independencia, Miguel Hidalgo y Costilla tomó como estandarte una imagen de la virgen de Guadalupe. El fervor patriótico que ella representaba vigorizó el sentimiento de mexicanidad e impulsó el espíritu independentista.
El conflicto social
Las injusticias y las desigualdades de la sociedad colonial se manifestaban en todos los aspectos de la economía. Actividades fundamentales, como minería, comercio e industria, eran controladas por los españoles; por su parte, criollos y mestizos sólo se ocupaban de la pequeña industria y de otras actividades secundarias; los indios y las castas permanecían al margen, sirviendo a la gente acomodada y viviendo de su trabajo. En el aspecto político, los españoles también mantenían un estricto control de los principales cargos públicos, dejando a los criollos puestos y empleos secundarios.
La sociedad colonial se desarrollaba bajo el dominio de los peninsulares, mientras que la mayoría de la población vivía relegada o en la miseria. Esta situación generaba una gran inconformidad, un ambiente de intranquilidad que en muchas ocasiones desembocaba en rebeliones armadas en las que participaban distintos sectores de la sociedad, como las comandadas por el indígena maya Jacinto Canek en Yucatán o el negro Yanga en Veracruz, y que fueron cruelmente reprimidas.
Entre los criollos, la desigualdad, el despotismo del gobierno y la dependencia de España generaban un conflicto social permanente que se manifestaba en el rechazo hacia los peninsulares, como solución, los criollos proponían establecer la igualdad de todos ante la ley y la autonomía con respe
Espero hab
El pensamiento nacionalista de los criollos comenzó por destacar los valores de la población novohispana, la riqueza natural y cultural de la nueva sociedad y terminó por postular la autonomía económica con respecto de España. Desde el punto de vista político, los criollos veían la necesidad de reorganizar la colonia como una entidad independiente de España. Consideraban que por haber nacido en Nueva España debían ser ellos, y no los peninsulares, quienes la gobernaban.
Al mismo tiempo, los criollos realizaron estudios y escribieron numerosos libros sobre los aspectos naturales de Nueva España, la geografía, las especies vegetales y animales y el clima; pero también se preocuparon por los aspectos sociales y por los hechos de la historia anterior a la conquista. Tal fue el caso del jesuita Francisco Xavier Clavijero, quien escribió La Historia Antigua de México. El nacionalismo criollo se desarrolló en todas las posesiones españolas en América: en el sur, por ejemplo, Francisco Miranda, Simón Bolívar y José de San Martín; en el territorio de lo que hoy es México, el escritor Servando Teresa de Mier y, más tarde, Mariano Michelena, Ignacio Allende; Miguel Hidalgo y otros, fueron criollos imbuidos de este sentimiento.
Los significados del guadalupanismo
En una sociedad como la novohispana, atravesada por grandes desigualdades sociales y fuertemente dividida en distintos sectores, el guadalupanismo, es decir, el culto a la virgen de Guadalupe, se convirtió en un elemento de unidad entre todos los habitantes de Nueva España. Aunque los misioneros españoles lograron que los indígenas participaran en la religión cristiana, el desterrar las creencias de las antiguas religiones no se consiguió del todo. Detrás de las cruces y los símbolos de la fe católica, los indígenas escondían las imágenes de sus dioses y los veneraban en secreto.
Así pues, durante las primeras décadas de la colonia, como parte de la conquista espiritual de los pueblos mesoamericanos, surgió el culto a la Virgen de Guadalupe cuyo santuario quedó ubicado en el centro del Tepeyac, al norte de la ciudad de México, justo en el lugar donde nuestros antepasados indígenas originalmente rendían culto a la diosas Tonantzin, “nuestra madrecita”.
Indígenas, mestizos y criollos fomentaron el culto a la virgen de Guadalupe y lo convirtieron en una devoción de carácter nacional. De acuerdo con la doctrina, la virgen eligió estas tierras y a sus habitantes para protegerlos, de ahí sus apariciones en el cerro del Tepeyac, donde ordenó la construcción de su templo. A ella se le imploró ante adversidades como epidemias y hambrunas, y se convirtió en la patrona de Nueva España.
Entre los criollos, el culto guadalupano coadyuvó a formar su conciencia patriótica. Es muy significativo que a los pocos días de iniciada la guerra de independencia, Miguel Hidalgo y Costilla tomó como estandarte una imagen de la virgen de Guadalupe. El fervor patriótico que ella representaba vigorizó el sentimiento de mexicanidad e impulsó el espíritu independentista.
El conflicto social
Las injusticias y las desigualdades de la sociedad colonial se manifestaban en todos los aspectos de la economía. Actividades fundamentales, como minería, comercio e industria, eran controladas por los españoles; por su parte, criollos y mestizos sólo se ocupaban de la pequeña industria y de otras actividades secundarias; los indios y las castas permanecían al margen, sirviendo a la gente acomodada y viviendo de su trabajo. En el aspecto político, los españoles también mantenían un estricto control de los principales cargos públicos, dejando a los criollos puestos y empleos secundarios.
La sociedad colonial se desarrollaba bajo el dominio de los peninsulares, mientras que la mayoría de la población vivía relegada o en la miseria. Esta situación generaba una gran inconformidad, un ambiente de intranquilidad que en muchas ocasiones desembocaba en rebeliones armadas en las que participaban distintos sectores de la sociedad, como las comandadas por el indígena maya Jacinto Canek en Yucatán o el negro Yanga en Veracruz, y que fueron cruelmente reprimidas.
Entre los criollos, la desigualdad, el despotismo del gobierno y la dependencia de España generaban un conflicto social permanente que se manifestaba en el rechazo hacia los peninsulares, como solución, los criollos proponían establecer la igualdad de todos ante la ley y la autonomía con respe
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