Historia, pregunta formulada por vr8982570, hace 7 meses

Donde se gestó la domesticación de plantas y animales

Respuestas a la pregunta

Contestado por david35032
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La domesticación de plantas y animales ocurrió inicialmente en la "media luna de las tierras fértiles" de la Mesopotamia asiática, la región andina de Sudamérica, en algunas partes de Asia, y en México, y de ahí se dispersó al resto del planeta

Contestado por lunarangel2008
2

Respuesta:

La domesticación de plantas y animales ocurrió inicialmente en la "media luna de las tierras fértiles" de la Mesopotamia asiática, la región andina de Sudamérica, en algunas partes de Asia, y en México, y de ahí se dispersó al resto del planeta. El inicio de la agricultura se encuentra en el período Neolítico, cuando la economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza y la pesca a la agricultura y la ganadería. Las primeras plantas cultivadas fueron el trigo , la cebada.

Explicación:

La domesticación como la conocemos actualmente **es fruto de largos procesos que iniciaron hace 10,000 años**. Los primeros indicios de actividad agrícola se ubican en lo que hoy es Irak, en una época de gran importancia para los humanos: el Neolítico.

  • La domesticación se inicia cuando una planta silvestre es aprovechada y explotada por el ser humano, derivando con el tiempo en un cultivo intencionado de la misma.
  • la domesticación animal Se introdujo en esta hora histórica la ganadería, cuyo máximo logro pasó por la domesticación de ungulados como la cabra y la oveja salvaje, el jabalí y el uro, precedentes de las actuales cabras, ovejas, cerdos y bueyes.
  • El proceso de uso y control de otros seres vivos por parte de los humanos fue más largo y generalizado en casi todo el planeta de lo que se pensaba hasta el momento. La mezcla accidental o intencionada con las especies salvajes ha sido una constante en la historia
  • Durante 200.000 años, a los seres humanos les bastó con cazar y recolectar para prosperar. Pero en unos milenios, domesticaron una gran variedad de animales y plantas, en un proceso que dio forma a las sociedades modernas. Aquel fue un gran salto pero ni fue tan intencionado ni tan lineal y menos aún rápido y focalizado en unas cuantas áreas geográficas como cuentan los libros de historia. A tenor de las últimas investigaciones, el progreso estuvo salpicado de pasos atrás, improvisación, azar y fracasos.
  • Fue Charles Darwin el primero en sistematizar la visión de la ciencia sobre la domesticación de especies salvajes para el sustento de los humanos. Desde él, los científicos han creído a pies juntillas que la selección artificial en busca de unas características deseadas fue un proceso consciente. Era la segunda mitad del siglo XIX, el positivismo y la idea de un eterno progreso ofrecían una imagen de los seres humanos como protagonistas, también de la historia natural, muy sugerente. Los estudios genéticos y arqueológicos revelan ahora que la visión de un proceso nacido de unas pocas regiones geográficas como el Creciente Fértil o el este de Asia es errónea. Al menos hubo 11 centros originarios repartidos por todos los continentes, a excepción de Oceanía, que concentraron las principales especies domesticadas. Pero la cifra se queda corta, algunos la elevan hasta la treintena. Además, existen grandes diferencias temporales y espaciales en la domesticación de unas especies y otras. En América, por ejemplo, la siembra consciente de semillas fue muy anterior a la cría de animales, un proceso que se invierte en África o la India. Hay casos de doble domesticación como el del cerdo. En uno de los estudios, los investigadores muestran cómo los cerdos fueron domesticados de forma independiente, primero en Anatolia y después en el este de lo que hoy es China.
  • Hasta ahora, se mantenía que la fijación de la domesticación en los genes era cuestión de un par de siglos como mucho. Pero la genética ha demostrado que el trigo, la cebada y el arroz, por ejemplo, tardaron entre 2.000 y 4.000 años en fijar en su herencia genética un fenotipo clave para los humanos como es el que impide la dehiscencia de sus semillas. En sus versiones silvestres, cuando maduran, los granos caen al suelo, algo que complicaría su recolección. Sin embargo, en las domesticadas la dehiscencia ha desaparecido.
  • Pero la mayor carga de humildad la pone el hecho de que una comparación de la evolución de los fenotipos entre especies domesticadas y salvajes muestra que el ritmo de cambio evolutivo no suele ser mayor en las primeras. De hecho, en muchas de las especies, la selección natural ha actuado con mayor rapidez en las segundas. Por una vez, Darwin se equivocaba.
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