donde abunda todo lo superfluo y falta todo lo necesario
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Respuesta:
Esa afirmación que encabeza estas líneas, no es mía, aunque la asumo. La escribió Voltaire, en Le Mondain. Al leerla por primera vez, me dejó un tanto perplejo, sin llegar a comprender del todo lo que quería decir. He tratado de traducir mentalmente su sentido y su verdad. He hecho un buen ejercicio de reflexión, y al fin creo entender su sentido. Y si no es el que Voltaire, su autor, le daba, será, al menos, el que yo le doy.
En primer lugar diré que “superfluo”, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa: “no necesario, inútil, sobrante”. Y según esa definición, la frase del gran revolucionario francés, no tendría sentido, ya que no puede ser “más necesario, ni menos necesario” lo que ni siquiera es necesario.
Por tanto, yo retiraría el término “no necesario” de la definición de superfluo. Creo que en muchas ocasiones, lo que llamamos “superfluo” es muy necesario. Sí que aceptaría lo de “inútil y sobrante”. Todo esto parece un galimatías, o simplemente un juego tonto de palabras con más o menos sentido. Pro quiero llevarlo a mi terreno, para que se vea que todo tiene su sentido, aunque parezca un sofisma.
Pongamos el ejemplo de la “fiesta”, del chascarrillo oportuno, del viaje placentero sin necesidad, etc… Todo ello, que puede ser “superfluo”, se puede convertir en “necesario” en un momento dado, debido a las circunstancias.
Lo superfluo, por otra parte es lo gratuito, lo no-debido, lo sin-precio, lo in-útil, lo sobrante; pero, por otra parte, de un valor incalculable, porque es como los granos de sal en una comida, la sonrisa serena en momentos de tensión, el descanso en circunstancias de agobio.
Volvamos con el ejemplo de “la fiesta”. La fiesta por algún acontecimiento: un aniversario, un cumpleaños, una boda, un recuerdo histórico, etc… es lo superfluo, ya que lo sustancial e importante es lo que motiva la fiesta, la fiesta sería lo superfluo, lo gratuito, lo in-útil (sin utilidad). Y sin embargo, hay acontecimientos que necesitan, según la condición humana, ser celebrados, festejados. Lo superfluo se convierte en necesario.
Por todo ello, creo que tienen sentido las palabras de Voltaire: “nada hay tan necesario como lo superfluo.
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