Do oraciones con el animal pavo real
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Reina un profundo silencio; de rato en rato suena el grito agudo de un pavo real.
Era el grito meníngeo, semejante al alarido del pavo real.
Osorio viene jugando a la baja hace tiempo y los fondos se empeñan en subir--respondió el estadista levantando la cabeza con gesto petulante de pavo real.
Explicación:
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Respuesta:
*Reina un profundo silencio; de rato en rato suena el grito agudo de un pavo real.
Era el grito meníngeo, semejante al alarido del pavo real.
*Osorio viene jugando a la baja hace tiempo y los fondos se empeñan en subir--respondió el estadista levantando la cabeza con gesto petulante de pavo real.
En aquel aire argelino, tan tenue y tan puro, semejaba la nieve polvo de nácar, con reflejos de plumas de pavo real.
*El manto esplendoroso, inmenso, con grueso bordado de oro que imitaba las mallas de una red, extendíase por detrás del paso como la cola caída de un gigantesco pavo real.
*Eran dos hombres colosales, hermosos, con aire de muy ricos, vestidos suntuosísimamente, con chaqueta y calzón corto de terciopelo negro y chaleco de raso azul, todo ello muy adornado de gruesos y pomposos botones de plata, y con unas camisas tan bordadas, rizadas y llenas de primores, que cada pechera representaba el trabajo de seis años de una comunidad de monjas.--Cualquiera de aquellos dos arrogantes y espléndidos rústicos habría sido llamado con razón El Rey de los Tíos..... Y, en efecto, por su corpulencia, por su lujo y por su inocente y cómica ufanía, había en ellos mucho del pavo real.
*De Arabia venían perfumes; de Egipto, telas de lino, caballos y carros; esclavos negros y marfil, de Nubia; y especierías y madera de sándalo, y perlas, y diamantes, y papagayos y jimios y pavos reales, y telas de algodón y de seda, de allá de la desembocadura del Indo.
*Cada pequeño mago de éstos reunía un público de papanatas que le admiraba, y ante quienes ellos hacían la rosca como pavos reales, y tenían una petulancia tal, que no era raro ver que el más insignificante Pérez se encarara desde su periodiquín con Ibsen ó con Tolstoy, y le llamara viejo cretino, cerebro enfermo, y hasta le expulsara del partido como indigno de pertenecer á él.
*Un pavo real, que no se había dejado ver en todo el invierno, escalaba lentamente el caballete de un tejado, sobre todo a la tarde, como si prefiriese para sus paseos la tibieza moderada de un sol bajo; abría sobre el fondo azul del cielo la enorme cola y lanzaba penetrante grito, enronquecido como todos los ruidos que se oyen en las ciudades.
*Su rostro se retrata en los cristales del lago, donde un cisne hecho de espuma el cuello enarca ante los pavos reales; y ella, que sabe del amor de Leda, mientras alisa la nevada pluma, hunde los dientes en su chal de seda... Marzo, 1922.