Diseñar y elaborar un proyecto sencillo donde exponga la creación de un recurso didáctico para el aprendizaje innovador. Sensibilizar y fomentar el proyecto a través de un plan de acción.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El presente trabajo se realiza con el interés de vincular tres conceptos: mejora escolar, práctica docente e
innovación didáctica. Esta vinculación se busca por la necesidad de otorgarle un sentido más comprehensivo
a la elaboración de proyectos de innovación didáctica. Para el logro de ese objetivo se realiza un análisis a
través de una lógica de exposición que contempla cinco apartados:
a) la conceptualización de la práctica
docente.
b) la identificación de las orientaciones conceptuales de la práctica docente.
c) el análisis de los
movimientos pedagógicos vinculados a esas orientaciones conceptuales.
d) la asunción de la innovación didáctica como parte central de una orientación crítico progresista de la práctica docente y de la mejora escolar.
e) una presentación sucinta de los proyectos de innovación didáctica como estrategias de
planeación y actuación docente.
Explicación:
Dame Coronita Porfa :3.
Respuesta:
Explicación:
Es un bien común que muchos centros educativos que inician un proceso de innovación educativa comuniquen a los padres y las madres de la escuela que abandonan el uso de los libros de texto. Es un mensaje claro y muy mediático: los libros de texto son el pasado, igual que los exámenes.
Los libros, de la misma manera que el resto de recursos educativos, son herramientas, mediadores que actúan de intermediarios entre el conocimiento y las competencias, el aprendiz y el educador. Sólo herramientas, pero herramientas útiles al servicio de una determinada metodología didáctica.
Para ser honestos, hay que reconocer el papel que han desarrollado los libros de texto como un recurso valioso en la enseñanza a lo largo de los años. Son una recopilación ordenado, riguroso y actualizado de los contenidos, expuestos de forma clara y organizada, que facilitan su comprensión al alumnado y dan seguridad al profesorado en la organización del currículo.
Con todo, el libro de texto tiene muchas limitaciones. Por un lado, la falta de flexibilidad -las páginas están encuadernadas según una estructura epistemológica indiscutible pero rígidamente; por otro, la centralidad de los contenidos y la simplicidad competencial propuesta, y, por último, la imposibilidad de personalización ante realidades educativas diversas.
Pero esto tiene solución.
En este artículo proponemos alternativas para convertir los recursos educativos en motores de la innovación educativa en los centros, facilitadores de las mejores metodologías necesarias para operar cambios significativos en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Un nuevo ecosistema de aprendizaje
El ecosistema que envuelve el aprendizaje ha de adquirir actualmente una dimensión más sofisticado. Aprender ahora no es tan sencillo como antes, puesto que obliga al uso experto de inteligencias variadas, más allá de la memoria y requiere de la intervención de medios y recursos diversos. Por tanto, no se trata de aparcar el libro de texto o de convertirlo en libro digital. La cuestión es más compleja.
Hemos de tener claro que una descripción precisa de los objetivos de aprendizaje permite adivinar el grado de innovación que se quiere alcanzar. Descubrir los objetivos del aprendizaje no es un ejercicio meramente teórico, si no que fija el carácter más o menos innovador de la propuesta de trabajo. Los materiales, sean en papel o digitales, han de ir en función de aquellos objetivos.
En realidad, cuando están bien formulados, los objetivos de aprendizaje preconfiguran los recursos que serán necesarios para conseguirlos. Es decir, al margen de la opción que se tome a la hora de utilizar unos materiales didácticos u otros, cabe plantearse de entrada y con claridad una opción metodológica que ha de estar orientada a conseguir unas finalidades bien precisas. Los medios o recursos educativos son eso: medios que se deben a un fin.
Modernidades que suponen poca novedad
En los últimos años, los materiales curriculares en formato digital no han hecho ninguna aportación metodológica, en general, y se han limitado a reproducir el esquema de los libros impresos sobre papel en formato electrónico, manteniendo en buena parte sus limitaciones sin aprovechar las posibilidades del entorno digital.
En ocasiones, el uso prioritario de dispositivos conectados a la red bajo la premisa de que «todo está en internet» ha lanzado a los alumnos a una navegación a la deriva en un océano de información en el que a buen seguro naufragio.
El abandono de los libros de texto, en general, no ha dispuesto de una alternativa más orientada a adquirir las competencias, más empoderadora y más avanzada.
Se puede innovar cuando la opción metodológica ofrezca oportunidades a los alumnos y sus educadores para vivir experiencias educativas que les supongan la construcción conjunta de aprendizajes profundos, duraderos y transferibles
Oportunidades que dejan el paso a los alumnos, para ceder el protagonismo que hasta ahora tenían los contenidos.
Oportunidades para que el rol del profesorado permita que los alumnos puedan crecer con autonomía y al mismo tiempo les asegure el apoyo cercano del profesorado, atento en la distancia.
Muchas de estas oportunidades pedagógicas asocian rápidamente al llamado trabajo por proyectos. Este aspecto merece una reflexión que propondré en este mismo espacio próximamente.
Cuando la metodología empleada incorpore, entre otras, estas oportunidades, estaremos ante una propuesta educativa innovadora. Es en este marco pedagógico cuando hay que pensar qué recursos didácticos pueden ser un apoyo, el motor, una herramienta que facilite el trabajo a aprendices y docentes.
Los recursos innovadores
La innovación metodológica que debe suponer una mejora en la práctica educativa vendrá definida siempre por la determinación de la finalidad del aprendizaje, su objetivo. La innovación en los recursos debe hacer visible siempre aquella mejora.