discurso civico amor a la patria
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En un principio, la palabra patria se refería al lugar donde uno nacía. Era una noción absolutamente sentimental, ajena a todo razonamiento de orden político. Con los movimientos independentistas adquirió, a partir de 1810, una nueva cualidad, relacionada con la libertad e independencia. En ese sentido, la patria fue la simiente de la república, extensiva a nación, que es un concepto más complejo. El diccionario de la Real Academia es claro cuando dice: “Tierra natal ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”.Ese sentimiento se inculcó en diferentes ámbitos. El hogar fue una de esas plataformas. Cuando se luchaba contra España, las palabras frecuentes eran patria, independencia y república. Si uno estaba de acuerdo con la independencia era patriota, y si uno estaba al lado de la monarquía, se era mal patriota. Un hijo patriota era el que se iba a la guerra sin temor. Una madre patriota era la que entregaba a sus hijos para que lucharan por la libertad. Se llegaba al extremo de considerar el amor a la patria por encima del amor a la madre.Donde se hizo más énfasis para la difusión de la ideología patriótica fue en la escuela. Formar ciudadanos leales a la patria fue la tarea que el Estado encomendó al sistema educativo. Se enseñaba historia nacional, geografía, moral y cívica. Se programaban cursos, ritos y actos solemnes, entre ellos, cantar el Himno Nacional, izar la bandera, conocer los símbolos patrios, la biografía de los héroes, que se presentaban, en la sacralización, como santos que hay que imitar por su lealtad, luchas, ideas, sacrificios, etc. Y siguen los desfiles patrios para fomentar la disciplina, el respeto a la autoridad y, de paso, la práctica ritual para el culto a la personalidad del gobernante.Las plazas públicas se convirtieron en otro escenario, para fomentar el amor a la patria. Con el triunfo de la república se estableció un calendario cívico, para rememorar momentos extraordinarios. En nuestro país, el 14 de septiembre se celebra la Batalla de San Jacinto y el 15 la Independencia. Los discursos republicanos tenían como objetivo fortalecer la unidad de la patria; sensibilizar y conmover al pueblo. Definitivamente, los discursos patrióticos contribuyeron a la formación del espíritu nacional.La poesía también contribuyó a fomentar el amor a la patria. Basta leer el pensamiento político y el poema Mi patria del general Benjamín F. Zeledón, para calibrar el sentimiento de un patriota, lo mismo que la poesía patriótica de Rubén Darío. Y si se quiere experimentar con goce estético lo que es la patria, leer la poesía de la vanguardia nicaragüense, en las voces de Cabrales, Joaquín Pasos, Pablo Antonio Cuadra, entre otros.Existen distintos factores que han conducido al desgaste y acartonamiento del patriotismo. Uno de ellos es el maniqueísmo, utilizado por gobernantes y políticos que, para mantener la clientela dividen al país entre buenos y malos patriotas. Por un insulso maniqueísmo hoy suenan “tambores de guerra” en la frontera con Costa Rica, cuando existe el diálogo y la diplomacia para resolver diferencias.La globalización económica y cultural es otro factor que socava el sentido del patriotismo, cuando los jóvenes prefieren lo extranjero a lo nacional.Y el otro factor es el populismo de izquierda y derecha, que acude a la simbología y al lenguaje patriótico, para manipular la conciencia del pueblo.Sin embargo, el amor a la patria se debe conservar, siempre y cuando sea genuino y nazca en el corazón de cada nicaragüense. El autor es escritor concheño.
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Discurso cívico sobre “el amor a la patria ”.
Nadie ama su país, porque sea el mas grande, el mas rico, o el mas bonito…nuestro país no tendrá esas características, pero lo queremos y amamos con todo el corazón, porque es simple y sencillamente nuestro país, del cual todos debemos sentirnos “orgullosos de hijos suyos podernos llamar”, como lo dicen las sagradas notas de nuestro himno nacional.Tengan todos y todas muy buenos días, en esta mañana en que estamos cerrando la celebración de la semana cívica, en un acto alusivo a nuestro país El Salvador y en el cual queremos destacar el valor del “Amor a la Patria”, no con un discurso, sino mas bien con un proceso de reflexión, que nos lleve a tomar conciencia del amor que debemos tenerle a nuestra querida patria.
Condición esencial para poder amar algo, es conocerlo; ya que es difícil amar lo que desconocemos. Para muchas personas, la patria es un país, un territorio, es su tierra natal, el lugar donde pasaron gran parte de su vida. Todo eso es algo de la patria; pero no es todo. El patriotismo se manifiesta por los valores que transmitimos como ciudadanos conscientes: trabajo, conducta, modales, respeto a las normas y costumbres; por lo tanto, la persona necesita reconocer lo que su patria le ha dado y lo que le da para poder actuar justamente con ella.
En la escuela nos enseñan que así como en la familia tenemos un apellido que
nos distingue de los demás, dentro de los países que componen el mundo, nuestro país tiene también un nombre propio que es El Salvador, con elementos que lo identifican, como son nuestros símbolos patrios: el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, así como nuestras costumbres, creencias, tradiciones, comidas, y formas de hablar. Todo esto compone la cultura de un pueblo, es decir la forma de ser, lo que identifica a los salvadoreños; conservar las tradiciones y costumbres de nuestro país, nos permitirá conocer y comprender su historia.
Septiembre es conocido por todos nosotros como mes de la Independencia. En las escuelas y colegios se canta el Himno Nacional y se recita la Oración a la Bandera y se rinden honores al Pabellón Nacional. Esto está muy bien, pero, lamentablemente, el patriotismo se vuelve muchas veces un sentimiento ocasional, porque el resto del año nos olvidamos de la práctica de nuestros valores cívicos. Recordemos que los salvadoreños tenemos una débil formación cívica y pensamos que sólo en estos días debemos honrar a la patria y fortalecer el sentido de nacionalidad. El resto del año, algunos sólo lucen los colores nacionales en eventos deportivos, siendo este un patriotismo pasajero y circunstancial, que no refleja el real sentimiento patrio, que debemos practicar día a día como verdaderos salvadoreños que somos.
Las páginas de nuestra historia están llenas del heroísmo de los hombres y mujeres que dieron su vida por su Patria.
Nadie ama su país, porque sea el mas grande, el mas rico, o el mas bonito…nuestro país no tendrá esas características, pero lo queremos y amamos con todo el corazón, porque es simple y sencillamente nuestro país, del cual todos debemos sentirnos “orgullosos de hijos suyos podernos llamar”, como lo dicen las sagradas notas de nuestro himno nacional.Tengan todos y todas muy buenos días, en esta mañana en que estamos cerrando la celebración de la semana cívica, en un acto alusivo a nuestro país El Salvador y en el cual queremos destacar el valor del “Amor a la Patria”, no con un discurso, sino mas bien con un proceso de reflexión, que nos lleve a tomar conciencia del amor que debemos tenerle a nuestra querida patria.
Condición esencial para poder amar algo, es conocerlo; ya que es difícil amar lo que desconocemos. Para muchas personas, la patria es un país, un territorio, es su tierra natal, el lugar donde pasaron gran parte de su vida. Todo eso es algo de la patria; pero no es todo. El patriotismo se manifiesta por los valores que transmitimos como ciudadanos conscientes: trabajo, conducta, modales, respeto a las normas y costumbres; por lo tanto, la persona necesita reconocer lo que su patria le ha dado y lo que le da para poder actuar justamente con ella.
En la escuela nos enseñan que así como en la familia tenemos un apellido que
nos distingue de los demás, dentro de los países que componen el mundo, nuestro país tiene también un nombre propio que es El Salvador, con elementos que lo identifican, como son nuestros símbolos patrios: el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, así como nuestras costumbres, creencias, tradiciones, comidas, y formas de hablar. Todo esto compone la cultura de un pueblo, es decir la forma de ser, lo que identifica a los salvadoreños; conservar las tradiciones y costumbres de nuestro país, nos permitirá conocer y comprender su historia.
Septiembre es conocido por todos nosotros como mes de la Independencia. En las escuelas y colegios se canta el Himno Nacional y se recita la Oración a la Bandera y se rinden honores al Pabellón Nacional. Esto está muy bien, pero, lamentablemente, el patriotismo se vuelve muchas veces un sentimiento ocasional, porque el resto del año nos olvidamos de la práctica de nuestros valores cívicos. Recordemos que los salvadoreños tenemos una débil formación cívica y pensamos que sólo en estos días debemos honrar a la patria y fortalecer el sentido de nacionalidad. El resto del año, algunos sólo lucen los colores nacionales en eventos deportivos, siendo este un patriotismo pasajero y circunstancial, que no refleja el real sentimiento patrio, que debemos practicar día a día como verdaderos salvadoreños que somos.
Las páginas de nuestra historia están llenas del heroísmo de los hombres y mujeres que dieron su vida por su Patria.
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