díganme una reflexión entorno a la desigualdad y su relación con la herencia colonial
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
crecimiento económico en Iberoamérica alcanzó tasas que era desconocidas desde la década de 1970. La recuperación de la crisis internacional ha sido inusualmente rápida y sólida. El crecimiento reaparece en 2010-2012. La reducción reciente de la pobreza ha sido substancial, pues ha permitido que, entre 1990 y 2010, su incidencia se haya reducido desde casi un 50% a menos del 33%. El retroceso de la indigencia ha sido aun mayor.
La desigualdad también ha disminuido. Después de crecer durante la década de 1990, su evolución posterior contrasta con la de la mayor parte de los BRICS: en doce de diecisiete casos, la reducción media anual del coeficiente de Gini entre 2000 y 2007 ha sido del 1,1 puntos porcentuales se ha reducido (López-Calva and Lustig, 2010).
Durante los años de crecimiento lento y desigualdad en aumento, la “herencia colonial” era el malo de la película. Sigue siéndolo en los de crecimiento rápido y mayor igualdad.
En su versión más influyente, la “herencia colonial” consistiría en instituciones ineficientes, extractivas o jerárquicas que inhibían el crecimiento y promovían la desigualdad tanto antes como después de la independencia (North, 1990; Engerman and Sokoloff, 1997, 2002, 2005; North et al., 2000; Acemoglu et al., 2002; Coatsworth, 2006).
Sin embargo, pese a su popularidad, la evidencia empírica en apoyo de esta visión de la “herencia colonial” es escasa o inexistente. Por ello, resulta interesante el estudio de los niveles de vida (económicos y biológicos) en la América de fines del período virreinal desde una perspectiva internacional comparada. Esta investigación, en contraposición a los supuestos, que no conclusiones, habituales, muestra que: a) ni los salarios eran tan bajos ni las estaturas tan cortas como muchos esperarían (Dobado y Garcia, 2009, 2012); y b) la desigualdad era también más baja que la que no pocos atribuirían a priori (Dobado y Garcia, 2010).
Entre 1800 y 1820, los trabajadores no cualificados de diversos sectores productivos y lugares de la América española disfrutaban de niveles de vida medios o altos, si se miden por la capacidad de compra de los salarios en términos de grano, carne y azúcar. Eran más altos que en muchas partes del mundo, incluyendo Asia y algunos países europeos, pero no, coincidiendo en ello con Allen et al. (2012), que en los EEUU. También se observan, al igual que apuntan Arroyo et al. (2012), diferencias de alguna importancia entre unos y otros virreinatos y actividades económicas.
Explicación:
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