diferencias entre narrador testigo protagonista omnisciente equisciente y narrador segunda persona
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Espero te funcione <3
Explicación:
Segunda persona (autodiegético)
Es el tipo de narrador menos utilizado. Tiene las características del narrador intradiegético (principal) porque suele contar su propia historia. Es un tipo de narrador que busca la complicidad del lector, por lo que se dirige constantemente a él. Aunque el narrador utiliza los paradigmas de segunda persona (“tú”, “te”, “a ti”, "ustedes", etc.), suele desdoblar su personalidad y hablar con el mismo como si lo hiciera con otro; también suele contar los acontecimientos de su vida.
Narrador testigo o metadiegético
El narrador testigo está incluido en la narración, pero en este caso no es parte de ella, solo cuenta lo que ve, en calidad de testigo, sin participar directamente en los acontecimientos. Narra en primera y en tercera persona las acciones de otros personajes, además siempre se incluye dentro de la narración, pero solo como un observador. Este personaje solo narra lo que presencia y ve, pues se trata de un narrador testigo, que cuenta la historia en tercera persona (él no es el protagonista), pero desde un punto de vista concreto, ya que la ha presenciado de primera mano. Pero el narrador testigo puede estar más o menos cerca de la acción, divisarla a lo lejos, presenciarla desde dentro, espiarla, etc.
Existen muchos tipos distintos de narradores testigos, cada uno con sus particularidades. Algunos de los más usados son los siguientes:
Testigo impersonal: está determinado por la fotografía y el cine, ya que da la mirada de una cámara. Casi siempre en tiempo presente, se limita a contar lo que se ve. Como ejemplo de este tipo de narrador, tenemos La colmena, de Camilo José Cela.
Testigo presencial: narra los hechos ocurridos tiempo atrás que él (o ella) presenció en persona. Como ejemplos de este tipo de narrador tenemos al conocido Doctor Watson, ayudante del detective Sherlock Holmes o a Íñigo Balboa, que en la saga escrita por Arturo Pérez-Reverte recuerda las aventuras que vivió cuando era un muchacho junto al Capitán Alatriste.
El informante: cuenta la historia transcribiendo los hechos como si se tratase de un documento oficial o una crónica, presentándolos como auténticos. El informe de Brodie, de Borges, es un ejemplo de este tipo de narrador.
Narrador equisciente
Este narrador se identifica con un personaje determinado y conoce solo aquello que conoce el personaje o aquello que a este le han contado. El autor es una persona real, que vive o vivió en determinada época y no puede relatar lo que sucedió antes o después de que él estuviera vivo, y aun así, solo podría relatar lo que él personalmente haya vivido o entendido sobre determinado asunto. Usa la tercera persona, voz narrativa que favorece siempre el objetivismo. Un ejemplo actual y bastante extremo de esta modalidad es la novela El Infierno Y Los Celacantos, de César Fuentes Rodríguez.
Relata sus experiencias como personaje central de la historia. Para que tenga conocimiento de algo, por lo tanto, es necesario que lo experimente con sus propios sentidos, o que algún otro personaje se lo cuente. Puede contar sus propios pensamientos y opiniones, pero no los de los demás personajes, a no ser que estos se lo cuenten. Este narrador es el que más se diferencia del propio autor: Es un personaje en la obra, que tiene necesariamente que cumplir con todas las normas de ser un personaje, incluso cuando esté cumpliendo tareas de narrador.
Narrador omnisciente o directivo
El narrador omnisciente o directivo es quien conoce a detalle la historia. Conoce todo respecto de la narración. Puede influir en el lector, pero no siempre. Trata de ser objetivo en lo que dice o piensa. Las características principales del narrador omnisciente son que: expone y comenta las actuaciones de los personajes y los acontecimientos que se van desarrollando en la narración; se interna en los personajes y les cuenta a los lectores los pensamientos más íntimos que cruzan por sus mentes, sus estados de ánimo y sentimientos; posee el don de la ubicuidad, dominando la totalidad de la narración y parece saber lo que va a ocurrir en el futuro y lo que ocurrió en el pasado; utiliza la tercera persona del singular o plural.