DIFERENCIAS ENTRE LAS CONDICIONES DE LAS GRANDES CIUDADES Y LAS ZONAS RURALES Y DE POBREZA EN EL PERU
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Respuestas a la pregunta
En la década de 1970, un encarnizado debate sobre el carácter de la sociedad
peruana, dividía la izquierda, entre los que pensaban que la sociedad era
“predominantemente capitalista” y los que opinaban que era aún “feudal”. El debate
se sellaba, a favor de los primeros, con un incuestionable dato censal: la mayoría
de la población, desde el Censo de 1972, era “urbana”.
La discusión sobre el carácter de la sociedad peruana quedó, en la década
siguiente, fuera de la historia. Sin embargo, la “urbanidad” o “ruralidad” del país o
de una zona, siguen siendo evidencias de su nivel de desarrollo. Efectivamente, en
tanto la mayoría de la población (de un distrito, de una provincia, de una región) es
“urbana”, se le atribuye un mayor nivel de desarrollo que un espacio de mayoría
“rural”. Lo rural carga así con una suerte de lastre; una pervivencia de la historia a
ser “superada”: el progreso es urbano.
La asociación de lo urbano con el progreso está vinculada a la identificación de lo
urbano con el desarrollo industrial (al que se supone en un nivel “superior” que la
actividad agrícola ubicada como “primaria”), así como con la disponibilidad de
servicios y a las condiciones de la alta concentración de población (autopistas
modernas, sistemas de tránsito complejos). No hace mucho el propio Presidente de
la República sugirió que, como el estado no puede hacer un centro de salud o un
colegio secundario en cada poblado rural, lo mejor era que las personas migren a
“las ciudades intermedias”, donde parece que García opina que existen muchos
servicios de calidad. Si bien sus apreciaciones se produjeron en el contexto de la
aprobación de leyes que buscaban facilitar que pobladores rurales vendieran sus
tierras a empresas privadas, la imagen de “ciudad” con progreso y servicios y, por
oposición, la de espacio “rural” con atraso y carencias, jugaba sobre una especie de
sentido común nacional.
¿Es lo rural un signo de atraso, “naturalmente” destinado a carecer de servicios? y,
a fin de cuentas, ¿qué tan urbana es la población en el Perú? Son los dos temas
que articulan la reflexión del presente artículo.
¿Qué tan urbana es la población en el Perú?
Si nos atenemos a la información del INEI, la población urbana en el Perú es
enorme y creciente; por tanto, la población rural sería pequeña y residual. El
cuadro siguiente muestra los resultados de acuerdo a las categorías censales de
“urbano” y “rural” a lo largo del tiempo:
Cuadro 1
Composición de la población según área
urbana o rural, de acuerdo a los censos nacionales
Fuente: INEI. Censos.
Elaboración propia.
Pero, En la década de 1970, un encarnizado debate sobre el carácter de la sociedad
peruana, dividía la izquierda, entre los que pensaban que la sociedad era
“predominantemente capitalista” y los que opinaban que era aún “feudal”. El debate
se sellaba, a favor de los primeros, con un incuestionable dato censal: la mayoría
de la población, desde el Censo de 1972, era “urbana”.
La discusión sobre el carácter de la sociedad peruana quedó, en la década
siguiente, fuera de la historia. Sin embargo, la “urbanidad” o “ruralidad” del país o
de una zona, siguen siendo evidencias de su nivel de desarrollo. Efectivamente, en
tanto la mayoría de la población (de un distrito, de una provincia, de una región) es
“urbana”, se le atribuye un mayor nivel de desarrollo que un espacio de mayoría
“rural”. Lo rural carga así con una suerte de lastre; una pervivencia de la historia a
ser “superada”: el progreso es urbano.