diferencias entre la cultura mochica y Lambayeque
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LAMBAYEQUE:La cultura Lambayeque o Sicán es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se manifestó entre los siglos VIII y XIV d. C. en el territorio costeño que corresponde al actual departamento peruano de departamento de Lambayeque, llegando a su apogeo entre los siglos X y XI. Esta cultura se formó tras el declive de la cultura Moche, asimilando gran parte del conocimiento y tradiciones culturales de esta.
En su desarrollo se distinguen tres fases o etapas:
Fase temprana (700-900).
Fase intermedia (900-1100).
Fase tardía (1100-1375).
Destacaron en arquitectura, e incluso llegaron a ser grandes navegantes. Si los moche asombraron con la belleza de sus joyas y su ingeniería hidráulica, los lambayeque sorprenden aún más con sus aleaciones, sus finos acabados y sus enormes sistemas de irrigación. Aunque no lograron el tamaño de los moche, ni su complejidad política, no cabe duda que en estas artes fueron sus discípulos predilectos.
Ejemplares emblemáticos del arte lambayeque son el tumi o cuchillo ceremonial de oro y la máscara funeraria de oro. Es de destacar también la tumba fastuosa del llamado Señor de Sicán, descubierta en la Huaca del Loro, en Batán Grande, y la tumba de la sacerdotisa de Chornancap, descubierta en la huaca del mismo nombre. TEXTILERIA:realizaron las técnicas típicas como bordado, tejido, teñido y estampado; a las que se le agregó la técnica de la pluma. Al mismo tiempo, utilizaron materiales que aún representan a nuestro país como la lana y el algodón.
MOCHICA:La cultura Moche es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló entre los siglos II y V en el valle del río Moche (actual provincia de Trujillo, en el departamento de La Libertad). Actual cultura se extendió hacia los valles de la costa norte del actual Perú. Este aún se conserva y tiene bastantes pobladores La sociedad Moche hizo grandes obras de ingeniería hidráulica: canales de riego y represas, lo que les permitió ampliar su frontera agrícola a gran escala.
Fueron grandes arquitectos; su materia prima fue el adobe. Construyeron complejos religiosos-administrativos de carácter monumental, conformados por palacios y templos o huacas (en forma de pirámide trunca), las cuales los recubrían de grandes murales en alto y bajo relieve, pintados con colores extraídos de la naturaleza, donde plasmaron sus dioses, mitos, leyendas y toda su cosmovisión cultural. Las más notables de estas construcciones son las llamadas Huacas del Sol y de la Luna, en el valle de Moche.
Fueron los mejores metalurgistas de su época; doraron el cobre mucho antes que en Europa; y conocieron una variedad de técnicas (laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.), lo que les permitió fabricar herramientas, armas, atuendos, emblemas, ornamentos y toda su variada y rica parafernalia ritual.
Son considerados los mejores ceramistas del antiguo Perú, gracias a su fino y elaborado trabajo que realizaron en sus ceramios. En ellas representaron, tanto de manera escultórica como pictórica, a divinidades, hombres, animales y escenas significativas referidas a temas ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción del mundo, destacándose la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que los dotaban. De este arte sobresalen los huacos retratos y los huacos eróticos.
Fueron grandes navegantes: construyeron caballitos de totora, los que hacían más pequeños para la pesca y más grandes para sus viajes hasta las costas ecuatoriales, desde donde traían la concha Spondyllus, sagrada para los moches, y en general, para el resto de las culturas costeñas del Antiguo Perú.
Políticamente, las sociedades moches ―de fuerte segmentación en clases sociales― se organizaban en reinos o señoríos confederados. Se ha podido conocer más sobre esta cultura gracias al descubrimiento de algunas tumbas intactas de sus gobernantes o señores, como la del Señor de Sipán y la Dama de Cao.