Diferencias de españoles y indígenas en religión
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Respuesta:
Mediante el uso de categorías como “etnia” o “raza”, la historiografía dedicada al estudio de la Nueva España del siglo XVI ha pretendido dar cuenta de una supuesta “realidad social” del periodo, la cual se habría caracterizado por la oposición de dos grupos “esencialmente” distintos: indios y españoles. Sin considerar los criterios por los que se determinaban las diferencias sociales de las personas en el siglo XVI, gran parte de los historiadores dedicados al periodo han empleado herramientas de análisis que sólo son válidas para el mundo occidental actual, por lo que aplicadas a la Nueva España del XVI resultan anacrónicas, esto en la medida en que imponen una visión del mundo pensada para lugares y contextos históricos muy distintos. Esta ponencia plantea una reflexión en torno al lugar desde el cual se observa ese pasado novohispano. Considerando que los términos en que pretende conocerse una realidad dependen siempre del lugar social del observador, el reto está en la búsqueda de otro lugar de observación, diferente del que ha sido ocupado tradicionalmente para estudiar la sociedad novohispana del XVI.
Explicación:
Actualmente nadie pondría en duda que la llegada de Cristóbal Colón a unas islas en 1492 conllevó el encuentro de los europeos con los indios. En la misma dirección casi ningún historiador dedicado al tema de “El Descubrimiento”, y por extensión de “La Conquista de México”, estaría dispuesto a negar que entre ambos grupos –indios o indígenas, por un lado, europeos o españoles, por otro—existían “diferencias enormes”. Por ejemplo, un autor plantea tal distancia en una frase que pretende sintetizar la trascendencia del acontecimiento: “el encuentro violento de dos mundos”1. Otros historiadores han intentado dar contenido a esta frase, por lo que han buscado metáforas que de manera más “empática” con los contemporáneos del siglo xx pudieran transmitir la experiencia de aquellos que vivieron a fines del siglo xv. A propósito de un párrafo del códice florentino en donde supuestamente estaría expresado el punto de vista “mexicah” sobre la conquista española, uno de estos historiadores resume: “[para los indios] los españoles revisten así todas las apariencias de auténticos extraterrestres, de personajes fuera de toda humanidad, como extraños ‘robots’ de acero, de metal reluciente venidos de otro planeta o de otra galaxia.”2 El mismo autor utiliza muchas otras analogías para transmitir a sus lectores la “radical alteridad” de los pueblos en cuestión; sin embargo, todas ellas pueden simplificarse en el uso que hace del término “Otro”, que escrito en mayúsculas ilustra bien su idea de que lo que estaba en juego en aquel momento era el enfrentamiento de dos pueblos esencialmente diferentes, tanto que fue imposible que se entendieran: “Las imágenes elaboradas por los amerindios en estos primeros encuentros con la intrusión europea parecen así fundamentarse definitivamente en una incomprensión radical del Otro, en una auténtica imposibilidad por entender al Otro dentro de categorías discurribles, tal y como ocurrió con los europeos al hallar a sus primeros interlocutores amerindios.”3
“Los participantes en el proyecto han atendido a distintos casos dentro de estos géneros de situac (...)
propósito del quinto centenario de la llegada de Colón a “América”, el tema del “Encuentro” fue revisado desde diversos puntos de vista. En el prólogo de una de las tantas obras colectivas publicadas en aquella ocasión se dice que el objetivo de los estudios que lo integran es recuperar las representaciones que cada uno de los grupos involucrados en el “encuentro”, indios y españoles fundamentalmente, elaboró sobre el “otro”. Aunque “el otro” no aparece escrito en mayúsculas, el término tiene claramente el sentido ya identificado más arriba, de referir la diferencia esencial que separó a un pueblo de otro. Pero la perspectiva esencialista que se sostiene en la publicación que menciono no se expresa sólo por el uso de ciertos términos, sino por el planteamiento de un análisis netamente ontológico cuyo objetivo principal es comprender los accidentes sufridos por el Ser de los pueblos en cuestión.4 No es extraño, por lo tanto, que se ponga en boca de los actores –quienes, por cierto, aparecen disueltos en la abstracción de la dicotomía machacona de indios y españoles—dilemas metafísicos como los siguientes. A partir del “choque y la sumisión”, los indios se preguntan quiénes son, mientras que los españoles reflexionan: “si ‘yo’ no hubiera llegado y sometido a los pueblos indígenas, mi ‘yo’ sería muy diferente, libre de las tensiones que aquí me acosan, seguiría otros rumbos.”