Desde su perspectiva
Por qué Algunos Movimientos Literarios De Esa Época Rechazaron La Cultura Burguesa
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Respuesta:
La conjunción de Revolución y Romanticismo propuesta en este trabajo significa el propósito de historizar el concepto literario de romanticismo, cuya esencia en vano se ha intentado captar por medio de innumerables definiciones arquetípicas, desde perspectivas puramente estéticas y literarias. El romanticismo se entiende aquí como un período de la historia y de la literatura, y la literatura, como una de las partes integrantes de la realidad ideológica que rodea al hombre como ser social; parcela de un contorno material que P. N. Medvedev y M. M. Bajtin denominan «entorno ideológico»1.
«El romanticismo -dice G. Lukács- es una importante corriente espiritual general del siglo XIX, desencadenada política y literariamente por la Revolución Francesa, pero como oposición a ella. Por eso es posible encontrar en sus representantes de verdadera importancia una crítica aguda y, a veces, incluso profunda, de las nuevas contradicciones producidas por aquella transformación básica de la realidad social. Pero siempre se quiebra la punta de esa crítica, porque, para los románticos, la dinámica de las contradicciones no apunta al futuro, como en el caso de los grandes utópicos del tipo de Fourier o de Owen, sino al intento de dar marcha atrás a la rueda de la Historia y enarbolar la Edad Media y el "Ancien Régime" contra el presente, y el simple intercambio de mercancías contra el capitalismo. Así se produce literalmente el romanticismo verdadero, desde Chateaubriand, pasando por la escuela romántica alemana, hasta Vigny o Coleridge; y lo mismo se encuentra económico-socialmente en Sismondi, Cobbett o el joven Cadyle»2.
Lukács excluye de la lista a los -según él- «supuestos románticos», autores como Byron, Shelley o Stendhal -y, desde luego, Heine-, incluidos por Ernst Fischer junto con «Chateaubriand, Burke, Coleridge, Schlegel y muchos otros -especialmente de la escuela romántica alemana-», con la diferencia de que estos -según este autor- rechazaron por entero la Ilustración, mientras que aquellos solo se enfrentaron con ella parcialmente, únicamente en lo relativo a las ideas mecanicistas y al optimismo simplificador, pero continuando su obra3.
La rebelión contra la contemporaneidad postrevolucionaria, continuadora de la Ilustración, se puede considerar en dos movimientos ideológicamente divergentes: «Reaktionäre und progresive Romantik», según Ludwig Marcuse4; «mal du siècle aristocratique» y «mal du siècle bourgeois», según Pierre Barbéris5. E. Fischer señala que «todas las contradicciones inherentes al romanticismo alcanzaron un grado de verdadero paroxismo con la gran tempestad revolucionaria que prologó la Guerra de la Independencia norteamericana y terminó en la batalla de Waterloo. La revolución y las actitudes tomadas ante ella -en conjunto y en relación con sus diversas fases- son el tema clave del movimiento romántico. Una y otra vez, en cada punto decisivo, el movimiento se escindió en dos tendencias: la progresiva y la reaccionaria. En cada ocasión, la pequeña burguesía demostró ser, como escribió Marx a Schweitzer, "la contradicción encaranda"» (pág. 64). El romanticismo para P. Barbéris «surge primero como reacción ideológica aristocrática, estrechamente ligado a las catástrofes y a sus consecuencias sentimentales» (I, 61). Si bien, al adoptar luego la actitud del mal del siglo burgués -«impatience d'avenir», al decir de Balzac- se distanciará del mal de siglo aristocrático, de carácter más contemplativo (I, pág. 59).
Desde representaciones ideológicas contrapuestas, en las décadas siguientes a la Revolución Francesa, la literatura expresa las inquietudes del cambio revolucionario. Es lo que quiso indicar Larra cuando en diciembre de 1836 explicaba que «la gran disputa del clasicismo y del romanticismo no es otra cosa que el resultado de ese desasosiego mortal que fatiga al mundo antiguo»6. En el entorno ideológico determinado por un momento histórico de transformación social y cultural -la agonía del feudalismo-, podemos concebir el romanticismo como resistencia ideológica a la gran revolución cultural burguesa en un período de transición7. Este ámbito ideológico revolucionario configura la conciencia colectiva dentro de la cual se orienta la conciencia individual de tantos escritores que mediante el desasosiego romántico a que se refiere Larra -Weltschmerz, mal du siècle- desplazan motivaciones sociales y políticas a un plano trascendental e imaginario.
Explicación:
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