Descripción sobre lo que plantearon Benjamín Franklin y Josep Thompson sobre la electricidad
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La capacidad de la magnetita para orientarse con respecto a la tierra fascinó a los antiguos, quienes pronto pudieron aplicarla a la navegación. Hacia fines del siglo XVI el inglés William Gilbert fue el primero en utilizar métodos científicos al estudio de la atracción que ejerce la magnetita sobre algunos metales y la repulsión que ejerce sobre sí misma en cierta orientación. Gilbert mismo fue el primero en sugerir que la tierra posee un campo magnético.
En cuanto a la electricidad, aunque era un fenómeno menos útil, en la Edad Media ya se sabía que, además del ámbar, otros materiales como el vidrio y el copal mostraban propiedades eléctricas. La variedad de estos materiales sugirió que la electricidad no era una propiedad intrínseca de las sustancias sino una especie de fluido que se producía o transfería al frotar o tocar unos materiales con otros. Sin embargo, también se observó que la electrificación no sólo causaba la atracción sino la repulsión entre algunos objetos.
En 1773 el químico francés Charles-François de Cisternay Du Fay observó que las limaduras de hierro, luego de estar en contacto con vidrio electrificado, se repelían entre sí, aunque eran atraídas por otras que habían estado en contacto con resina electrificada. De ahí surgió la idea de electricidad vítrea y electricidad resinosa como dos versiones diferentes del mismo fenómeno. Hacia 1745 el norteamericano Benjamín Franklin llegó a la conclusión de que se trataba de un solo tipo de fluido constituido por partículas extremadamente pequeñas.
En el modelo de electricidad de Franklin la materia se comportaba como una esponja capaz de absorber, contener y ceder partículas de electricidad. Así, al frotar ámbar con piel, las partículas pasaban del primer material al segundo y en forma opuesta cuando se frotaba vidrio con seda. Franklin se refería al exceso de electricidad como carga positiva, y carga negativa en el caso contrario. Un concepto implícito en estos razonamientos es el de la conservación de la carga. Pronto se complementaron las ideas de Franklin con el postulado de que cuerpos cargados de un mismo signo se repelen entre sí y aquellos cargados de signos opuestos se atraen.