Salud, pregunta formulada por genesiscemont, hace 5 meses

describe la experiencia que recordaste al estar bajo el control de la emoción

Respuestas a la pregunta

Contestado por dgustavoc
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Respuesta:

Los psicólogos distinguen cinco fases en la regulación emocional: elección de la situación, influencia en ella, control de la atención, reinterpretación cognitiva y expresión.

Los procesos subyacentes se desarrollan, por lo general, de manera automática. Sin embargo, podemos intervenir de manera consciente; por ejemplo, distrayéndonos o tranquilizándonos.

Qué estrategia de control resulta más favorable depende, entre otros factores, de la ­persona, la situación y la intensidad del estado emocional.

Hubo una época en la que pensamiento y sentimiento se consideraban características humanas completamente­ opuestas. «Ser dueño de uno mismo significa reprimir los afectos y dominar las pasiones», escribió en su día el filósofo Immanuel Kant (1724-1804). Según esta perspectiva tradicional, emociones como el enfado, la tristeza o el miedo interfieren en el pensamiento claro, y debemos luchar para que prevalezca el entendimiento.

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Sin embargo, sentir y pensar guardan una estrecha interrelación; incluso a menudo persiguen el mismo fin. Las emociones siempre presentan un lado cognitivo, puesto que influyen en cómo valoramos mentalmente, sea de manera inmediata o a posteriori, una situación. Por otra parte, no somos esclavos de sentimientos trasnochados, sino que constantemente los manejamos y dosificamos (por lo general, de manera inconsciente).

Controlar el enfado y la frustración resulta esencial tanto en la vida profesional como en la personal para no agravar los conflictos inútilmente. Ese control nos impide que saltemos al cuello de un compañero de trabajo solo porque nos pone nerviosos o nos permite mantener a raya el enfado que nos produce el ruido de nuestro vecino juerguista.

Pero regular las propias emociones no significa reprimirlas siempre. A veces incluso resulta mejor experimentarlas o dejar a los demás que las conozcan. Por ejemplo, el miedo nos protege de correr riesgos innecesarios. Para llevarnos bien con los demás (sean compañeros de trabajo, vecinos o amigos), expresar el descontento que sentimos resulta en ocasiones beneficioso. Después de todo, los sentimientos no son una carga inútil, sino una guía valiosa para la vida diaria.

Explicación:

espero que te ayude.

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