Describe cómo algunas emociones pueden ser de gran utilidad en la solución de un conflicto familiar o social.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Los estados de ánimo, los sentimientos y las emociones, incluso las más leves, pueden influir sobre el desarrollo del conflicto y condicionar el comportamiento humano durante su gestión. El reto del mediador es reconducir los estados afectivos de las partes y crear un espacio de calma que permita la comunicación, la mejora de las relaciones entre los mediados y la adopción de acuerdos consensuados o ambos. El objeto del presente trabajo es reflexionar sobre las principales herramientas del mediador para la identificación y reestructuración de las emociones negativas, tanto en un aspecto intrapersonal como interpersonal. Reformulaciones, re-contextualizaciones o, en su caso, un caucus permitirán reducir las tensiones y ayudar a afrontar la ira, una emoción frecuente que puede interferir en el proceso de mediación. Aunque la mediación favorece la catarsis de los afectos, no es una terapia, de modo que ambas intervenciones han de ser diferenciadas.
Explicación:
La mejor manera de resolver conflictos es buscando la manera en que las dos partes se encuentren cómodas y satisfechas. Y para ello las partes han de ceder. Y por supuesto la comunicación verbal y emocional adquiere un cariz esencial.