derecho a una educación de calidad
Respuestas a la pregunta
El derecho a una educación de calidad, entendido como derecho humano, implica no solo la calidad de “insumos”, por ejemplo del currículo, de preparación de los docentes o recursos financieros, materiales y didácticos con que cuentan las instituciones educacionales, y los procesos de gestión y administración educacional; sino la calidad de “resultados”, relacionada, por ejemplo, con los logros, rendimientos y, por supuesto, los aprendizajes fundamentales a ser alcanzados por todos los estudiantes.
La calidad de los resultados está íntimamente ligada a la de los insumos; dicho de otra manera, está mediada por la cantidad de recursos asignados al sistema educativo desde las políticas públicas, el apoyo técnico que se da a las escuelas en su gestión institucional para llevar a cabo proyectos innovadores vinculados directamente con la calidad, como: las características culturales, sociales y económicas de la familia; la calidad de los procesos ambientales del hogar de los estudiantes; la gestión liderada por el personal directivo y el grado de participación de la comunidad escolar; las características profesionales del profesor; la conducción del proceso de enseñanza-aprendizaje; el tamaño del colegio; la infraestructura; los laboratorios y el tamaño del curso.
La calidad del currículo es central. En él se declara la intención y se incorporan los aprendizajes fundamentales, es decir, los conocimientos, habilidades, actitudes, valores esenciales -básicos- que permiten a los estudiantes participar efectivamente en la vida ciudadana, política, social económica y cultural. Un currículo es de calidad cuando tiene la flexibilidad para aceptar, entre otras, la pluralidad cultural, social, geográfica, étnica y religiosa, y cuenta con la capacidad de atender aptitudes e intereses diversos.