Definir estímulos y receptores. Mencionar ejemplos.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Piel
Receptores de la presión, el calor y el frío en la piel. Forman lo que habitualmente llamamos “tacto”.
Corpúsculos de Ruffini: Son los termoreceptores periféricos, que captan el calor.
Corpúsculos de Krause: Son los termorreceptores periféricos que captan el frío.
Corpúsculos de Vater-Pacini: Los que perciben la presión sobre la piel.
Los discos de Merkel también perciben la presión.
Dado que por el tacto también percibimos el dolor, en la piel se encuentran nociceptores, es decir, los receptores del dolor. Más específicamente, son los mecanorreceptocitos, que detectan estímulos cortantes en la piel.
Los corpúsculos de Meiisner persiben el rozamiento suave, como las caricias.
Lengua
Aquí se encuentra el sentido del gusto.
Papilas gustativas: Son quimiorreceptores. Son aproximadamente 10.000 terminaciones nerviosas que se encuentran distribuidas por la superficie de la lengua. Cada tipo de quimiorreceptor es específico para un tipo de sabor: dulce, salado, ácido y amargo. Todos los tipos de quimiorreceptores están distribuidos por toda la lengua, pero cada tipo se concentra más en un área determinada. Por ejemplo, los quimiorreceptores del dulce se encuentran en la punta de la lengua, mientras que aquellos adaptados para percibir el amargor están al fondo de la misma.
Nariz
Aquí se encuentra el sentido del olfato.
Bulbo olfatorio y sus ramificaciones nerviosas: Las ramificaciones nerviosas se encuentran al final de las fosas nasales (en la parte superior) y reciben estímulos tanto de la nariz como de la boca. Por eso, parte de lo que consideramos el sabor en realidad proviene de los aromas. En estas ramificaciones se encuentran células olfatorias que transmiten impulsos recogidos por el bulbo olfatorio, que se conecta con el nervio olfatorio que a su vez transmite esos impulsos a la corteza cerebral. Las células olfatorias provienen de la pituitaria amarilla, una mucosa que se encuentra en la parte superior de las fosas nasales. Estas células pueden percibir siete aromas básicos: alcanforado, almizclado, floral, mentolado, etéreo, acre y pútrido. Sin embargo, existen miles de combinaciones entre estos siete aromas.
Ojos
ojos
Aquí se encuentra el sentido de la vista.
Los ojos: Están formados por el iris (la parte coloreada del ojo) la pupila (la parte negra del ojo) y la esclerótica (la parte blanca del ojo). Los ojos están protegidos por los párpados superior e inferior. En ellos, las pestañas los protegen del polvo. Las lágrimas también son una forma de protección ya que realizan una limpieza constante.
A su vez, el cráneo representa una protección rígida, ya que los ojos se encuentran en las órbitas oculares, rodeados de hueso. Cada ojo se mueve gracias a cuatro músculos. La retina se encuentra en la parte interior del ojo, recubriendo las paredes internas. La retina es el receptor sensorial que convierte los estímulos visuales en impulsos nerviosos.
Sin embargo, el correcto funcionamiento de la vista depende también de la curvatura de la córnea, es decir la parte frontal y transparente del ojo que cubre el iris y la pupila. Una curvatura mayor o menor provoca que la imagen no llegue a la retina y por lo tanto no pueda ser interpretada por el cerebro correctamente.
Oído
En este órgano se encuentran tanto los receptores responsables de la audición, como los del equilibrio.
Cóclea: Es el receptor que se encuentra en el oído interno y recibe las vibraciones del sonido y las transmite en forma de impulsos nerviosos a través del nervio auditivo, que los lleva al cerebro. Antes de llegar al oído interno, el sonido entra por el oído externo (pabellón o aurícula) y luego por el oído medio, que recibe las vibraciones del sonido a través del tímpano. Estas vibraciones son transmitidas al oído interno (donde se encuentra la cóclea) a través de pequeñísimos huesos llamados martillo, yunque y estribo.
Conductos semicirculares: Se encuentran también en el oído interno. Se trata de tres tubos que contienen endolinfa, un líquido que comienza a circular cuando gira la cabeza, gracias a los otolitos, que son pequeños cristales sensibles al movimiento.
Explicación: