Ciencias Sociales, pregunta formulada por acostamayra541, hace 4 meses

Definicion de movimiento sociales que hace maristella svampa y como cambia el contexto en los años 70,80,90​

Respuestas a la pregunta

Contestado por manuelmelgarjayo70
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Respuesta:

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Explicación:

La problemática actual de los movimientos sociales latinoamericanos es su­mamente compleja y cargada de grandes ambivalencias. Por un lado, los cambios del escenario político regional registrados en los últimos años, a partir del quiebre del consenso neoliberal, permiten pensar nuevas alternativas emancipatorias, más allá de las fuertes diferencias nacionales, así como de la complicada relación movimientos sociales/nuevos gobiernos de izquierda o centro-izquierda. Por otro lado, el continente atraviesa nuevos peligros, que anuncian la profundización del paradigma neoliberal, a través de la generalización de un modelo extractivo­exportador, acompañado este por la acentuación de la criminalización de la pro-testa social, la tendencia al cierre del espacio público en nombre de la seguridad ciudadana, así como por la militarización de los territorios, la firma de tratados de liberalización comercial (TLC) y, recientemente, el tratamiento y -en algunos casos- la aprobación de leyes antiterroristas en varios países del continente (Ar­gentina, El Salvador, Paraguay).

En la presente intervención, nos interesaría presentar, a manera de explora­ción, algunas de estas problemáticas. Sin embargo, antes de ello, quisiéramos plantear ciertas consideraciones generales sobre el estado de las luchas sociales en la región latinoamericana y las principales dimensiones que asumen los movi­mientos sociales.

Parte I: Consideraciones generales

El pasaje a la gran asimetría y las dimensiones de los movimientos sociales

El tránsito a la globalización neoliberal, a través de las reformas llamadas "estructurales", significó en América Latina tanto la acentuación de las desigual­dades preexistentes como la emergencia de nuevas brechas políticas, económi­cas, sociales y culturales. Este proceso de redistribución del poder social condujo a un nuevo escenario, caracterizado por la gran asimetría de fuerzas, visible, por un lado, en la fragmentación y la pérdida de poder de los sectores populares y amplias franjas de las clases medias y, por otro lado, en la concentración política y económica en las elites de poder internacionalizado.

Cierto es que dicho proceso de reconfiguración social estuvo lejos de ser lineal o de registrar una secuencia única. Así, muchos de los cambios en el orden económico arrancaron durante la década del setenta; las transformaciones ope­radas en la estructura social comenzaron a tornarse visibles en los 80, durante la llamada "década perdida", que culminó en fuertes episodios hiperinflacionarios y abrió la puerta a la implementación de las reformas neoliberales de los 90. Dicho proceso, registrado a lo largo de los últimos 30 años, desembocó entonces en una modificación de las relaciones de clase, lo cual repercutió enormemente en el modo en que cada grupo social se autorepresenta, se piensa y figura su destino social dentro de la sociedad.

Es en este contexto de gran asimetría que surgieron y se desarrollaron las luchas de los movimientos sociales de los 90, caracterizados por una acción defensiva y un marcado discurso anti-neoliberal. Sin embargo, los movimientos sociales han revelado ser algo más que una respuesta meramente defensiva, frente a los cambios en la correlación de fuerzas sociales y las fuertes transfor­maciones de sus condiciones de vida y reproducción. En realidad, con todas sus complejidades y matices nacionales, los movimientos sociales latinoamericanos han venido desarrollando una dimensión más proactiva, que abre la posibilidad de pensar nuevas alternativas emancipatorias a partir de la defensa y promoción de la vida y la diversidad.

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