De quién daban testimonio los Apóstoles? (Hechos 4, 33)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1Mientras Pedro y Juan le hablaban a la gente, se vieron enfrentados por los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y algunos de los saduceos. 2Estos líderes estaban sumamente molestos porque Pedro y Juan enseñaban a la gente que hay resurrección de los muertos por medio de Jesús. 3Los arrestaron y, como ya era de noche, los metieron en la cárcel hasta la mañana siguiente. 4Pero muchos de los que habían oído el mensaje lo creyeron, así que el número de hombres creyentes ascendió a un total aproximado de cinco mil.
5Al día siguiente, el Concilio —integrado por todos los gobernantes, ancianos y maestros de la ley religiosa— se reunió en Jerusalén. 6El sumo sacerdote, Anás, estaba presente junto con Caifás, Juan, Alejandro y otros parientes del sumo sacerdote. 7Hicieron entrar a los dos discípulos y les preguntaron:
—¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho esto?
8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
—Gobernantes y ancianos de nuestro pueblo, 9¿nos interrogan hoy por haber hecho una buena obra a un lisiado? ¿Quieren saber cómo fue sanado? 10Déjenme decirles claramente tanto a ustedes como a todo el pueblo de Israel que fue sanado por el poderoso nombre de Jesucristo de Nazaret, el hombre a quien ustedes crucificaron pero a quien Dios levantó de los muertos. 11Pues es Jesús a quien se refieren las Escrituras cuando dicen:
“La piedra que ustedes, los constructores, rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal”.
12¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos.
13Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes sin ninguna preparación especial en las Escrituras. También los identificaron como hombres que habían estado con Jesús. 14Sin embargo, dado que podían ver allí de pie entre ellos al hombre que había sido sanado, no hubo nada que el Concilio pudiera decir. 15Así que les ordenaron a Pedro y a Juan que salieran de la sala del Concilio, y consultaron entre ellos.
16«¿Qué debemos hacer con estos hombres? —se preguntaban unos a otros—. No podemos negar que han hecho una señal milagrosa, y todos en Jerusalén ya lo saben. 17Así que para evitar que sigan divulgando su propaganda aún más, tenemos que advertirles que no vuelvan a hablar con nadie en el nombre de Jesús». 18Entonces llamaron nuevamente a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.
19Pero Pedro y Juan respondieron: «¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes en lugar de a él? 20Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído».
21Entonces el Concilio los amenazó aún más, pero finalmente los dejaron ir porque no sabían cómo castigarlos sin desatar un disturbio. Pues todos alababan a Dios 22por esa señal milagrosa, la sanidad de un hombre que había estado lisiado por más de cuarenta años.
Los creyentes oran por valentía