De que trata la teoría del diseño inteligente, quienes son sus representantes y cuales fueron los aportes de esta teoría
Respuestas a la pregunta
Respuesta: Recientemente en algunas universidades españolas la Asociación Estadounidense Médicos y Cirujanos por la Integridad Científica (PSSI en sus siglas en ingles) intentó dar una serie de charlas y debates sobre el Diseño Inteligente. Para dar a conocer sus ideas crearon una página web , y mediante cartas al rector correspondiente solicitaron el uso del Aula Magna de las citadas universidades. La Universidad de Vigo se negó en redondo, y la de León tras un enconado debate y un enfrentamiento de opiniones entre el decano de la facultad de biología y los demás docentes universitarios acabó por retirar la autorización inicial del uso de sus instalaciones. Lo cierto es que en EE.UU. esta teoría despierta enconadas pasiones. Veamos un breve resumen.
La teoría del Diseño Inteligente postula que ante la organización de nuestro universo a nivel astronómico, biológico, orgánico, se hace evidente que detrás de todo ello hay una complejidad irreductible, es decir, que es imposible imaginar que algunos sistemas complejos como los seres vivos o algunas casualidades en las leyes cósmicas y planetarias sean causa del azar, y que el desarrollo y la organización de sistemas complejos a partir de organizaciones más simples implica la existencia de un Diseño, y por lo tanto la existencia de un Diseñador. Al mismo tiempo implica que todo tiene una finalidad, de la cual no suelen hacer especulaciones.
Algunos de los hechos científicos en que se apoyan son los siguientes; el científico Fred Hoyle se dio cuenta de que para explicar la abundante síntesis del carbono en el interior de las estrellas debería darse una resonancia nuclear muy especial, como si en las leyes de la naturaleza se hubiese pensado “a propósito” para conseguir sintetizar el carbono, que es el elemento clave en las estructuras orgánicas que usan los seres vivos.
El astrónomo John Barrow dice que el eje terrestre oscilaría caóticamente en breves periodos de tiempo si no fuera por la presencia de la luna, que actúa de pesa estabilizadora del sistema tierra luna. Asimismo ve que la posición de Júpiter en el sistema solar permite que muy pocos meteoritos bombardeen la tierra, pues el gigantesco planeta hace de barredora de los asteroides erráticos.
El bioquímico Michael Behe observa que el desarrollo del flagelo bacteriano, similar al de un reactor actual, implica una complejidad irreductible, pues sería imposible bajo una secuencia casual que un sistema tan complejo se hubiera desarrollado. Y es clásico para tumbar la teoría de la selección natural mediante mutaciones aleatorias poner como ejemplo el ojo humano, cuyo diseño es tan complejo que para estos científicos es imposible que se haya desarrollado a base de mutaciones aleatorias.
En su libro La caja negra de Darwin Behe propone que es imposible que la molécula de ADN, contenedora del mensaje genético bajo el cual se desarrollan los seres vivos con su doble hélice enrollada y los enlaces por fuerzas de van der Waals que emparejan las bases nitrogenadas, sea un mero producto del azar o del desarrollo a partir de organismos autorreplicantes más simples. Y retoma un viejo argumento del diseño de Payley, teológo inglés del siglo XIX, que decía que si en un paseo campestre nos encontramos un reloj sería absurdo imaginar que es producto del azar de unas fuerzas ciegas de la naturaleza, y que no tiene ningún sentido, pues la complejidad de la máquina y la finalidad evidente de la misma hacía que supusiésemos por fuerza la evidencia de un Diseñador, y extrapolaba este argumento a la existencia del mundo natural. Behe observa que el diseño de la molécula de ADN no es menos complejo que el de un reloj, y que se hace imposible que este ajuste tan perfecto sea producto de las ciegas fuerzas del azar a partir de moléculas más simples.
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