De qué trata la lectura porque leer a Homero
Respuestas a la pregunta
espero te ayude coronita
Explicación:
El término y el concepto de lo clásico, primero en la literatura y luego en las artes y en la historia y crítica de las ideas en general, se forma en el periodo cultural del occidente europeo denominado Renacimiento, entendiéndose por tal el lapso temporal desde finales del siglo XIII hasta mediados del XVI en que gradualmente se fue desarrollando el movimiento humanista, primero en Italia y desde el cuatrocientos prácticamente a toda Europa occidental. Humanista era el que sabía y enseñaba “letras humanas”, por decirlo en el español de aquella época, y procede de los studia humanitatis, conjunto de saberes, de artes o técnicas, de ideas y convicciones, que traslucían en diferente medida las obras literarias griegas y latinas de toda la Antigüedad, pero que fijaron y definieron algunos escritores romanos de la etapa después denominada clásica.
Clásico es una metáfora, al igual que palabras tan comunes como gobierno y persona, que proceden de metáforas genuinamente literarias: los poetas arcaicos griegos, exaltando la formación de la polis, acuñaron el tropo de la nave del estado; la práctica jurídica romana recurrió al léxico etrusco de la escena —persona significa ‘máscara’— para denominar su creación genuina, el sujeto de derecho, como si, después de todo, vinieran a sentenciar que la vida es puro teatro. En la palabra ‘clásico’ subyace la metáfora, más política que literaria, de la organización militar del pueblo romano en classes según el censo patrimonial de los ciudadanos, de modo que el ciudadano classicus sería el integrado en aquella primera classis formada por senadores y caballeros que, además, tenía la prerrogativa de votar en primer lugar y cuyos votos, como siempre pasa, valían más que los de otros grupos de ciudadanos.
En este sentido ya traslaticio se aplicó, según parece por primera vez, al ámbito literario por los eruditos romanos de la época de los Antoninos (siglo II d. C.), en un pasaje sobre el recto uso de determinados vocablos que utiliza el escritor “de primera fila y exquisito” (classicus adsiduusque aliquis scriptor), frente a otro cualquiera “del montón” (proletarius). El pasaje está en Aulo Gelio, Noches áticas, 19.8.15. Sólo en pleno Renacimiento volvemos a encontrar otra vez empleada la metáfora en este sentido literario, y no porque en el Medievo no se cultivaran las letras que hoy por antonomasia llamamos clásicas, sino porque en el seno del movimiento humanista que da personalidad exclusiva a este período de la Historia es donde cuaja la visión dinámica del acontecer que estructura el tiempo en edades antigua, media y moderna. Aunque en su exacta expresión no se formuló sino bien entrado el siglo XVII, precisamente en una distinción temporal de las etapas de la lengua latina, la periodización de la historia comúnmente aceptada es, como ya señalara José Antonio Maravall, un hallazgo del pensamiento /p. 106/ humanista, que cobra conciencia de dicho acontecer a través del reconocimiento de la civilización grecolatina como paradigma y, al mismo tiempo, como etapa definitivamente acabada. Se atestigua este uso traslaticio de classicus en algún comentario de ediciones cuatrocentistas italianas, en apelación a dichos autores como criterio de autoridad gramatical, pero fue en el entorno de los humanistas germanos de principios del XVI cuando tomó carta de naturaleza la expresión classici auctores, y desde estos escritos latinos pasó a las lenguas modernas, ensanchándose concepto y término hasta llegar a la amplia acepción en que se encuentra a partir de entonces, y específicamente referido al periodo de la Antigüedad de la civilización grecolatina.
Los humanistas dieron, pues, el nombre a aquel periodo de la literatura cuyos restos recuperaron ya para siempre, caracterizándose la propia época por el renacimiento de su estudio a través de la multiplicación de copias de las obras conservadas, así como por el descubrimiento de otras que en aquellos años se desconocían o de las que se tenían vagas noticias. Un factor decisivo en este proceso fue la diáspora de eruditos bizantinos como consecuencia del acoso a Constantinopla por el avance del poder otomano. Durante su milenio de existencia, el Imperio bizantino había podido custodiar y cultivar la rica tradición de ciencia, de estudios y comentarios de literatura y filosofía que remontaba a los inicios del Helenismo anterior incluso a la época romana. Pese a la catástrofe de incendios y saqueos que llevó a la ciudad la conquista y ocupación de los cruzados venecianos y francos (1204-1265), pudieron trasladar la antorcha de la genuina cultura helena cuando los humanistas italianos lo demandaron. Pues en el occidente europeo se había interrumpido por completo la tradición de aprendizaje de la lengua y literatura griegas durante la decadencia y ruina del Imperio romano y la posterior expansión del islam en esta zona del