de que tata la cabellera de Efrén robolledo
???
Respuestas a la pregunta
Nació en la ciudad de Actopan, México, en 1877, en una de las comunidades más pobres del país, caracterizada por una notable explotación. Hijo de la señora Petra Rebolledo, no fue aceptado el apellido Flores de su padre, por el abandono en que lo dejó.
Cursó estudios elementales en su lugar de origen, siendo alumno del maestro David Noble. Obtuvo una beca para estudiar en el I.C.L. del estado; ingresó a la escuela de Jurisprudencia en la Universidad Nacional, donde obtuvo el título de licenciado en Derecho. El geólogo Ing. Trinidad Paredes Pérez, contemporáneo suyo, contaba que, desde niño, Rebolledo ya se caracterizaba por su dominio de la gramática, y escribía sus primeros versos.
Otra etapa de su vida
El 17 de junio de 1899, al verificarse una velada para honrar la memoria de don Emilio Castelar, en representación de la Escuela Nacional de Jurisprudencia pronunció una oda que llamó la atención de la crítica literaria, por su elevada manufactura.
Don Bernardo Reyes, ministro del Gabinete de Porfirio Díaz lo inició en la carrera diplomática, cargo que ocupó hasta su muerte. Perteneció al grupo de Revista Moderna; en 1902 editó su primer libro en Guatemala: "Cuarzos", después "Hilo Corales", que aparecieron editadas en París con el título Joyeles. En 1907 lo envían a Tokio como diplomático y publicó: "Rimas Japonesas", "Nikko", la novela "Hojas de Bambú".
En 1912–14 junto con Francisco González Guerrero, Gregorio López y Fuentes y Rodrigo Torres Hernández fundó la revista Nosotros, donde expuso el movimiento literario de aquella época. En 1916 regresa a México, publica en prosa "El Desencanto de Dulcinea", "Libro de loco Amor" y la obra de teatro "Aguila que cae".
Ocupó puestos diplomáticos en Francia, Países Bajos y España.
En Noruega, 1922 escribió la novela "Saga de Sigrida la Blonda", también publicó una compilación de su obra poética: "El Joyelero", en prosa "El enemigo". Desligado de una directa penetración en la literatura.
Una vez que regresa a México, siendo diputado, se caracteriza por su defensa a los pobladores del Mezquital. Junto con Enrique González Martínez y Ramón López Velarde, dirige la revista Pegaso.
Regresa a la diplomacia en Noruega, Francia, Holanda y España.
Efrén Rebolledo que por muchos años dedica sus actividades a la diplomacia, es uno de los menos conocidos, pero de los más valiosos poetas; su obra concebida puramente erótica, podría compararse con una parte muy admirada del Argentino Lugones.
Un paralelo entre los doce soneto de Caro Victrix, sería fecundo en dos perspectivas críticas para la definición espiritual de Efrén Rebolledo. Como Lugones, ama, entre las formas de expresión, el soneto, por su dureza de mármol con que ese material reviste la desnudez de su tema y, también como en el caso de Lugones, en el soneto realiza sus mejores aciertos. En algunos La imploración a Jidé, por ejemplo, suena una voz que recuerda a la de Ricardo Arenales.
Muerte
Murió en Madrid, 1929, siendo Secretario de legación y con alrededor de 30 años en el servicio. En 1968, Luis Mario Schneider compiló las Obras completas de Rebolledo, y en 1979 reunió en un volumen Caro Victrix y Salamandra.
En la Historia de la Literatura Mexicana ha sido considerado como el poeta erótico más importante del modernismo y como "Promotor de las inquietudes de una generación", a la vez que son muy conocidos sus sonetos y redondeles de perfecta manufactura.
Al morir en España, fue sepultado en el Cementerio de Almudena de la misma ciudad de Madrid, y se dijo entonces que "Provisionalmente, más tarde el cuerpo será trasladado a México", y posteriormente se sostuvo que durante la guerra civil española una bomba cayó sobre su tumba y quizá sus restos se habían perdido, pues no se conocían noticias al respecto.
Fue hasta julio de 1977 cuando el Sr. Efrén Meneses Villagrán, miembro del Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas (a petición expresa, fue informado de los restos del poeta fueron llevados al osario general el día 15 de julio de 1940, al cumplirse el decenio de rigor y que nadie los reclamaba).