De qué modo impulso el inicio de una nueva guerra en
europa????
Por favor es para mañanana te doy 97 puntos
Respuestas a la pregunta
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Sobre la cuestión de guerra y comida
atlasmesi:
en tu prima
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La guerra no es simplemente la continuación de la política por otros medios. Por las causas que la originan, por sus implicaciones éticas y las consecuencias humanas y económicas que acarrea, por las intenciones que la motivan, por las finalidades que con ella se persiguen, por los problemas que su organización y desarrollo conllevan, la guerra es un hecho de excepcional complejidad. Sus causas son siempre distintas y sin duda muy diversas: amenaza unilateral a la estabilidad internacional; choques entre grandes intereses; razones o ideológicas, o económicas o populares; reivindicaciones nacionalistas y fronterizas; ayuda a aliados; apoyo a determinados derechos; defensa de la propia comunidad nacional, etcétera. Michael Howard, uno de los grandes historiadores militares de las últimas décadas, escribió en Las causas de la guerra y otros ensayos, un libro admirable publicado en 1983 (del que existe, hace tiempo, traducción española), que el conflicto internacional "es producto inevitable de una diversidad de intereses, percepciones y culturales" e "inmanente a cualquier sistema internacional".Las últimas guerras -Golfo, Bosnia-Herzegovina, Kosovo- son buena prueba de ello. Las causas inmediatas de estos conflictos son claras e inequívocas: la guerra del Golfo fue provocada por la agresión unilateral de Irak contra Kuwait; las guerras de los Balcanes, por las aspiraciones -cristalizadas en políticas de liquidación étnica- del régimen serbio de Milosevic sobre la antigua Yugoslavia. Pero, en ambos casos, la complejidad de las causas lejanas de los conflictos es extraordinaria. La creación tras la I Guerra Mundial de Yugoslavia y la partición, al mismo tiempo, de Oriente Medio en Siria, Líbano, Jordania, Irak y Palestina (con la promesa adicional de crear en esta última un "hogar" nacional para el pueblo judío) respondieron sin duda a razones admirables: estabilizar regiones históricamente inseguras y conflictivas sobre el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de los pueblos implicados. El resultado fue imprevisible y catastrófico. Etnicidad, religión y nacionalismo hicieron de los Balcanes y de Oriente Próximo, si no lo eran previamente, verdaderos laboratorios para la destrucción (por parafrasear la expresión que Karl Kraus, el feroz crítico vienés, usó para referirse al Imperio Austro-Húngaro).
En realidad, el mundo actual, y no sólo en los Balcanes y Oriente Próximo, es un mundo peligrosamente inestable. Ello no hace la guerra inevitable. Pero hace que la guerra, o la amenaza de guerra, siga siendo (como el propio Howard advirtió en otro de sus libros, La guerra en la historia europea, 1976) "un instrumento efectivo de la política de Estado", una posibilidad "verdaderamente muy efectiva", enfatizaba Howard, contra los pueblos no preparados para defenderse. Pues bien, la Unión Europea es hoy una sociedad no preparada para defenderse. No es que carezca de medios y recursos militares. No, Europa occidental es una sociedad no preparada psicológica a ideológicamente para la guerra. Dicho de otro modo, desde los años sesenta la conciencia europea occidental no acepta ya la guerra. Ello es sin duda una disposición humana admirable. Pero supone el desarme moral de Europa occidental. Esto importaría poco o nada en un mundo colectivamente seguro y estable. Pero importa y mucho en un mundo inseguro ("heterogéneo e impredecible", decía Howard), donde la discusión sigue siendo la mejor garantía de la estabilidad internacional y donde las políticas de apaciguamiento con la agresión (aun reconociendo, como decía más arriba, la complejidad de la guerra) siguen siendo la mejor receta para la catástrofe.
En realidad, el mundo actual, y no sólo en los Balcanes y Oriente Próximo, es un mundo peligrosamente inestable. Ello no hace la guerra inevitable. Pero hace que la guerra, o la amenaza de guerra, siga siendo (como el propio Howard advirtió en otro de sus libros, La guerra en la historia europea, 1976) "un instrumento efectivo de la política de Estado", una posibilidad "verdaderamente muy efectiva", enfatizaba Howard, contra los pueblos no preparados para defenderse. Pues bien, la Unión Europea es hoy una sociedad no preparada para defenderse. No es que carezca de medios y recursos militares. No, Europa occidental es una sociedad no preparada psicológica a ideológicamente para la guerra. Dicho de otro modo, desde los años sesenta la conciencia europea occidental no acepta ya la guerra. Ello es sin duda una disposición humana admirable. Pero supone el desarme moral de Europa occidental. Esto importaría poco o nada en un mundo colectivamente seguro y estable. Pero importa y mucho en un mundo inseguro ("heterogéneo e impredecible", decía Howard), donde la discusión sigue siendo la mejor garantía de la estabilidad internacional y donde las políticas de apaciguamiento con la agresión (aun reconociendo, como decía más arriba, la complejidad de la guerra) siguen siendo la mejor receta para la catástrofe.
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