De que maneras se puede transmitir el racismo/ intolerancia hacia otras personas?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El tema del racismo y toda forma de discriminación e intolerancia no es nuevo en la Organización. La Carta de la Organización de los Estados Americanos establece en su artículo 3, l que los Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer distinción de raza, nacionalidad,credo o sexo. Asimismo el artículo II de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre establece que todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y deberes consagrados en dicha declaración sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra alguna. Por su parte, en el artículo I de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) se prohíbe la discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
La segregación llamada “étnica” es la inscripción sobre el espacio de comunidades definidas en términos preferentemente culturales. La discriminación de una lengua o variante lingüística con la que se identifica un grupo etno-racial determinado suele conllevar la discriminación de ese grupo; y al contrario, la discriminación de los grupos e individuos distintos desde el punto de vista etno-racial implica, con mucha frecuencia, discriminación hacia la lengua o variante lingüística usada por ese grupo o por esos individuos para comunicarse entre sí. Esto puede llevar a hablar de ciertos estereotipos, ciertas creencias y ciertas actitudes que, en determinados casos, acabarían conformando una representación discriminatoria de algunos colectivos sociales. En el uso cotidiano de la lengua española, tal y como recoge Bañón Hernández[1] (1996), encontramos frecuentes ejemplos de dicha representación: el símil “trabajar como un negro”, la palabra negro para designar a quien escribe una obra sin que sea reconocida su autoría, “ hacer el indio” como sinónimo de “hacer el tonto”, “merienda de negros” para indicar caos y desorden, “ir hecho un gitano” indicando que se va sucio o harapiento”, “hacer una judiada” en el sentido de traicionar a una persona, engañar a alguien “como a un chino”, es decir, con facilidad… Todos ellos se constituyen como el reflejo de los valores culturales y morales de nuestra sociedad, que, a través de la palabra se refuerzan y perpetúan. El lingüista Jonh Baugh,[2](1992) señala al respecto que:
“... El racismo tiene desde luego un aspecto lingüístico: los racistas creen que su lengua (junto con la mayor parte de los aspectos de su cultura) es superior a aquellas de las razas “inferiores”. Semejante actitud, si se sostiene sobre una dominación política, bien sea manifiesta o encubierta, se emplea para justificar los intentos de imponer diversas doctrinas a los grupos raciales subordinados. Irónicamente, esta política suele proponerse en nombre de la “mejora” de la situación de los pueblos menos afortunados.”
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