de que manera se expandió el estado judío en sus primeras décadas de existencia
Respuestas a la pregunta
¿Cuáles son los orígenes modernos del conflicto israelí-palestino?
Durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña hizo tres promesas sobre la Palestina histórica: a los dirigentes árabes les aseguró que el país sería independiente; en la Declaración Balfour, indicó su apoyo a un hogar nacional judío en Palestina; y se puso de acuerdo secretamente con sus aliados para dividir el territorio otomano, y que Palestina formase parte del imperio británico. Los historiadores han elaborado una exégesis detallada de los textos y mapas relevantes, pero el punto fundamental es que Gran Bretaña no tenía el derecho moral de asignar Palestina a nadie: legalmente Palestina pertenecía a sus habitantes.
A fines del siglo XIX, el antisemitismo se hizo particularmente virulento en Rusia y re- emergió en Francia. Algunos judíos llegaron a la conclusión de que los judíos sólo podrían estar seguros en un estado judío, y procedieron a fundar el sionismo. La mayor parte de los judíos de la época rechazaron el sionismo, prefiriendo en su lugar el enfrentamiento del problema del antisemitismo a través de políticas revolucionarias o reformistas o mediante la asimilación. Y para muchos judíos ortodoxos, especialmente la pequeña comunidad judía de Palestina, un estado judío podía ser establecido sólo por Dios, no por los seres humanos. Al principio, los sionistas estaban dispuestos a considerar otros sitios para su estado judío, pero en su momento se concentraron en Palestina por sus conexiones bíblicas. El problema, sin embargo, era que aunque una consigna sionista calificaba a Palestina de "país sin pueblo para un pueblo sin país," el país no estaba, en absoluto, vacío.
Después de la I Guerra Mundial, Gran Bretaña se las arregló para que la Liga de Naciones convirtiera a Palestina en un "mandato" británico, lo que quería decir una colonia que sería administrada por Gran Bretaña y preparada para la independencia. Para ayudar a justificar su régimen sobre tierra árabe, Gran Bretaña se las arregló para que uno de sus deberes como potencia ejerciendo el protectorado, fuera promover un hogar nacional judío.
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Respuesta:
Las primeras manifestaciones del deseo de regresar a su patria se expresaron durante el cautiverio del pueblo judío en Babilonia en el año 597 a. C. y después en el año 70 tras la destrucción de Jerusalén por los romanos y el exilio de los judíos a diferentes lugares del mundo en lo que es conocido como la diáspora.
El regreso a la Tierra Prometida tomó carácter religioso cuando los judíos consideraron que éste coincidiría con la llegada del Mesías.
En efecto, los judíos ortodoxos del siglo XIX y principios del siglo XX, consideraban la idea del regreso a Israel antes de la llegada del Mesías como algo sacrílego. Otros inclusive consideraban que el judaísmo era un concepto religioso, no algo étnico o secular.
A mediados del siglo XIX, Israel formaba parte del Imperio otomano y estaba poblado principalmente por árabes musulmanes (algunos de ellos, beduinos), árabes cristianos, así como judíos y otros grupos minoritarios. En 1844, los judíos constituían el grupo de población más grande (y en 1890 una absoluta mayoría)[cita requerida] en varias ciudades, siendo Jerusalén la más notable. Este incremento de la población judía se debió a la inmigración producida por numerosos pogromos acaecidos en diferentes puntos de Europa del Este y el norte de África. Adicionalmente a las comunidades judías religiosas tradicionales, en la segunda mitad del siglo XIX se comenzó a observar un nuevo tipo de inmigrante judío, el cual era secular y socialista y que intentaba reclamar la tierra trabajándola. De esta forma surgieron comunidades tales como Mikveh Israel en 1870, Petaj Tikva en 1878, Rishon LeZion en 1882 y otras comunidades agrícolas. Al finalizar el siglo, León Pinsker y Theodor Herzl tomaron la iniciativa de buscar el apoyo internacional para lograr una patria judía en Palestina, si bien ninguno de los dos consideraba a Palestina como la única región para el estado judío. En 1897 se llevó a cabo el Primer Congreso sionista en donde se proclamó la decisión de establecer una patria para el pueblo judío en Eretz Israel.
La Declaración de Balfour, de 1917, afirmaba que el gobierno británico veía favorablemente el establecimiento de la patria judía en Palestina, entendiendo que esto no perjudicaría los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina. Esta declaración contó con el respaldo de varios países, incluyendo los Estados Unidos, y se convirtió en un documento importante después de la Primera Guerra Mundial cuando la Sociedad de Naciones le asignó al Reino Unido el mandato sobre Palestina.
La inmigración judía creció moderadamente durante los años 1920, aumentando sustancialmente en la década de los 30, debido a la difícil situación política y económica en Europa en general y a la persecución de los nazis en Alemania en particular. Concretamente en 1922, los mandatarios habían autorizado la creación de la Agencia Nacional Judía, que desde ese momento pasó a ser el embrión de un verdadero Estado, en tales condiciones, el flujo inmigratorio fue en ascenso hasta 1939 cuando el Reino Unido impuso una restricción casi total a dichas inmigraciones. Todo ello se vio trastocado una vez terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, al amparo de las organizaciones pro-Estado de Israel se produjo una migración masiva organizada; además, aparecieron varios grupos armados (como el Leji y el Irgún), formados con el objetivo de acabar recurriendo a actos terroristas con las dubitaciones del mandato de los británicos. De esta forma, ante la imposibilidad de resolver un problema cada vez más enrevesado, el Reino Unido recurrió a las Naciones Unidas, que, en la reunión de 29 de noviembre de 1947, decidieron la partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío quedando Jerusalén bajo la administración de las Naciones Unidas. La mayoría de los judíos en Palestina aceptaron esta decisión[cita requerida], pero no así los árabes quienes la rechazaron por completo. Paralelamente a estos acontecimientos, los británicos anunciaron su intención de retirarse de Palestina.
La violencia entre las comunidades judías y árabes estalló inmediatamente en forma de guerra civil. Al anunciarse el final del mandato británico en Palestina, los judíos planearon declarar un Estado independiente, lo cual los árabes estaban determinados a impedir. El 14 de mayo de 1948, el último de los soldados británicos abandonó Palestina y los judíos, liderados por David Ben-Gurión, declararon en Tel Aviv la creación del Estado de Israel, de acuerdo al plan previsto por las Naciones Unidas.