Geografía, pregunta formulada por aythana1127, hace 17 horas

de que manera puede cambiar un desastre la vida de la poblacion​

Respuestas a la pregunta

Contestado por lilianacampo
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Respuesta:El cambio climático —o quizá deberíamos hablar de colapso climático— es el gran problema al que se enfrenta hoy la humanidad. Los combustibles fósiles están presentes en todos los aspectos de la vida moderna, pero quemarlos libera dióxido de carbono, un gas invisible que calienta la Tierra mediante la absorción de infrarrojos y permanece en la atmósfera durante miles de años. En 2018, el calentamiento de cerca de 1,2 °C por encima de la cifra de referencia ya ha tenido efectos inaceptables que empeorarán vertiginosamente si el calentamiento prosigue. En la última década se hicieron progresos en la ciencia climática, pero también hubo una serie de desastres naturales relacionados con el cambio climático que afectaron tanto a humanos como a no humanos. Aunque la sensación de urgencia aumenta, sigue muy por debajo del nivel requerido para evitar un calentamiento catastrófico que amenazaría la civilización tal y como la conocemos.

«Es probable que los próximos años sean los más importantes de la historia [humana]».

Dra. Debra Roberts, copresidenta del Grupo de trabajo II del IPCC

Es difícil saber por dónde empezar a escribir sobre cambio climático, ya que afecta prácticamente a todos los aspectos de la vida humana en el planeta y a todos los niveles. Afecta a la seguridad, a los sistemas alimentarios e hídricos, a la energía y los sistemas económicos, y también a las infraestructuras. Afecta a la intensidad y el coste de los desastres naturales. Afecta a casi todos los ecosistemas que nos pongamos a estudiar, ya sean terrestres o marinos. Afecta a la salud mental, a las prioridades de las comunidades y las ciudades, al futuro de nuestros hijos. Afecta a la política, a la apertura de las sociedades, a nuestra forma de relacionarnos en tanto naciones e individuos, sobre todo con aquellos que no consideramos parte de nuestra tribu.

Cuando la temperatura media global solo en superficie se ha incrementado en 1,2 ºC, muchos de esos aspectos del cambio climático ya son no solo apreciables sino catastróficos. Y es esencial comprender que todas las transformaciones se agudizarán a medida que avance el calentamiento. Dicho de otro modo, lo que experimentamos ahora no es en absoluto la «nueva normalidad»: las transformaciones serán cada vez peores, mucho peores a medida que avance el calentamiento. En realidad, puede que la expresión «cambio climático» ya no exprese adecuadamente la urgencia de esta realidad, que quizá sería mejor calificar de «colapso climático», y muchos climatólogos, incluido yo mismo, ya estamos adoptando la etiqueta de «alarmista». Porque hay que activar la alarma.

El colapso climático es un problema endiablado para la humanidad. Durante el siglo XIX un puñado de científicos precisó cómo estaban calentando el planeta las emisiones de combustibles fósiles. A esos primeros climatólogos no les preocupó un fenómeno que creían afortunadamente futuro, y algunos pensaban incluso que sería positivo vivir en una Tierra más cálida. Cada década que pasaba, los combustibles fósiles se iban afianzando más y más en la vida cotidiana, desde el transporte a la construcción, pasando por la industria y el sector alimentario. La inyección de combustibles fósiles impulsó de manera espectacular la riqueza, la movilidad, el consumo, la tecnología y la medicina. Propulsó una revolución agrícola y el aumento exponencial de la producción de alimentos promovió inevitablemente un crecimiento demográfico también exponencial. Puede decirse que la civilización humana actual funciona a base de combustibles fósiles. Somos adictos a esos productos: intentemos imaginar un mundo sin ellos. Intentemos imaginar un ejército que renunciara a ellos de forma voluntaria. En tanto individuos, comunidades, empresas y naciones estamos profundamente vinculados a esos combustibles tan prácticos, rentables y potentes.

Puede que la expresión «cambio climático» ya no exprese adecuadamente la urgencia de esta realidad, que quizá sería mejor calificar de «colapso climático», y muchos climatólogos, incluido yo mismo, ya estamos adoptando la etiqueta de «alarmista». Porque hay que activar la alarma

Explicación:

Quizá esta falta de inmediatez sea el principal obstáculo para la acción climática, ya que, a la hora de votar, la opinión pública continúa ajena al cambio climático, que sitúa en el último puesto de sus preocupaciones. Sin embargo, mientras la vida sigue su curso y la experiencia cotidiana parece normal —aunque el observador tiene indicios, incluso en su propio patio trasero, de los enormes cambios que se están produciendo—, cada vez hay más geocientíficos que piensan que el cambio climático pone en peligro la existencia de la civilización human


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