de qué manera influye la cultura china en nuestro país ayuda soy coronita
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ya han pasado son 35 años de este famoso lema, que muchos atribuyen al exlíder chino Deng Xiaoping y que marcó el inicio de la apertura de país al mundo y que le ha permitido forjar una de las historias de éxito económico más relevantes en la historia de la humanidad.
Su ascenso ha sido tan vertiginoso que en tres décadas China ha pasado de tener una economía más pequeña que la de Italia a ubicarse como la segunda más grande del planeta, hogar de alrededor un millón de millonarios (en dolares). No sería extraño que en el próximo relevo en la cúpula de poder, previsto para 2022, China compita con Estados Unidos por la supremacía económica.
Este ascenso ha cambiado la forma en la que el mundo hace negocios. La mano de obra barata en China ha permitido que se mantengan los precios de miles de productos en los mercados occidentales, desde unos simples mocasines hasta los paños para limpiar los teléfonos móviles.
China es ahora el mayor inversionista en África, lo que ha apartado la atención de este continente hacia Europa y Estados Unidos por primera vez en dos siglos. Y también es actualmente el mayor acreedor extranjero del gobierno de Washington, en una situación que algunos estadounidenses consideran arriesgado.
La clave en este momento es saber si los nuevos líderes podrán mantener el crecimiento al mismo ritmo que en los últimos años y ayudar, al mismo tiempo, al mundo a recuperarse financieramente.
La mayoría de los analistas esperan que el índice de expansión baje del 10% que registra anualmente a un todavía impresionante 6%-7%, pero alertan que es necesario que se implementen más reformas si China desea convertirse en una nación más rica que aquellos países considerados de ingreso medio.
Ese crecimiento seguramente contribuirá a crear la clase media más numerosa del mundo, ansiosa por acceder a las comodidades de un automóvil u otros lujos, sin importar el impacto ambiental.
2. Todo lo bueno tiene un límite
China ha crecido tan rápido que asusta detenerse a considerar el costo medioambiental que produce.
Ya han pasado son 35 años de este famoso lema, que muchos atribuyen al exlíder chino Deng Xiaoping y que marcó el inicio de la apertura de país al mundo y que le ha permitido forjar una de las historias de éxito económico más relevantes en la historia de la humanidad.
Su ascenso ha sido tan vertiginoso que en tres décadas China ha pasado de tener una economía más pequeña que la de Italia a ubicarse como la segunda más grande del planeta, hogar de alrededor un millón de millonarios (en dolares). No sería extraño que en el próximo relevo en la cúpula de poder, previsto para 2022, China compita con Estados Unidos por la supremacía económica.
Este ascenso ha cambiado la forma en la que el mundo hace negocios. La mano de obra barata en China ha permitido que se mantengan los precios de miles de productos en los mercados occidentales, desde unos simples mocasines hasta los paños para limpiar los teléfonos móviles.
China es ahora el mayor inversionista en África, lo que ha apartado la atención de este continente hacia Europa y Estados Unidos por primera vez en dos siglos. Y también es actualmente el mayor acreedor extranjero del gobierno de Washington, en una situación que algunos estadounidenses consideran arriesgado.
La clave en este momento es saber si los nuevos líderes podrán mantener el crecimiento al mismo ritmo que en los últimos años y ayudar, al mismo tiempo, al mundo a recuperarse financieramente.
La mayoría de los analistas esperan que el índice de expansión baje del 10% que registra anualmente a un todavía impresionante 6%-7%, pero alertan que es necesario que se implementen más reformas si China desea convertirse en una nación más rica que aquellos países considerados de ingreso medio.
Ese crecimiento seguramente contribuirá a crear la clase media más numerosa del mundo, ansiosa por acceder a las comodidades de un automóvil u otros lujos, sin importar el impacto ambiental.
2. Todo lo bueno tiene un límite
China ha crecido tan rápido que asusta detenerse a considerar el costo medioambiental que produce.