de que manera el liberalismo cuestiona el gobierno democrático? lo necesito urgente
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuando hablamos de la relación entre liberalismo y democracia es usual que lleguemos a suponer, o quizás a sospechar, que ambas categorías políticas se encuentran próximas, bien porque nos resultan muy familiares o, en otras palabras, muy cotidianas. La imbricación que asumimos hay entre ellas se nutre, por supuesto, de toda la carga discursiva e ideológica que, en los actos del diario vivir, es propagada desde distintas fuentes de emisión (medios de comunicación, alocuciones políticas, movilizaciones callejeras, etcétera). Incluso, ¿no hacemos mención de una Weltanschauung democrático-liberal?, ¿no aludimos hoy a una democracia-liberal que se yergue no sólo triunfante, sino de la cual se replica, ampulosamente, que goza de buena salud?
Desde luego, una cosa es dar por descontado que esa relación entre liberalismo y democracia existe, y otra, como corresponde a la tarea intelectual que debe desarrollar el filósofo político, es demostrarla y esclarecer cuál es su significado; en qué momento histórico y cómo se produce la fusión; qué deslindes se pueden determinar; qué tensiones surgen, qué puentes o acercamientos ideológicos facilitan el establecimiento de una conciliación que pudiéramos llamar eficaz; qué condiciones del ambiente político en la sociedad animan la controversia. Es necesario abordar éstas y otras inquietudes por su trascendencia y complejidad, respecto del análisis y reflexión acerca de esas dos formas políticas en torno a las cuales actualmente gravita la vida social y económica, cuestión tanto más acentuada como resultado de la caída del socialismo real que dejó a la democracia-liberal sin su contradictor natural.
A final de cuentas tal tarea involucra el asunto del conocimiento, tanto en el sentido del imperativo ético que nos impulsa a seguir hablando sobre cosas que ya se han dicho, parte de lo cual es asumir distanciamientos o controversias con las ideas o puntos de vista que no se comparten, como en cuanto a las expectativas que surgen frente a lo que se espera que se diga. El tener que tomar partido en la discusión teórica, cualquiera que sea el tema, como en la producción de conocimiento, nos coloca entonces en la posición no de sujetos neutrales ni indiferentes, sino de individuos que no pueden establecer distanciamientos drásticos con las preocupaciones que nos plantea el devenir político, asunto tanto más evidenciado si consideramos el futuro mismo de nuestras sociedades.
Cuando tenemos, por ejemplo, la convicción de que poco hemos hablado de un problema dado, que en poco o en nada nos hemos apersonado del mismo, podríamos no sólo cuestionar los roles desempeñados, sino entender que emprender una labor de esclarecimiento conceptual (por demás necesaria) es, a la vez, grande y desafiante. Pero si consideramos el sentido contrario, es decir, cuando suponemos estar hablando con mayor intensidad de algo, de ello no se sigue que haya mayor claridad o que las dudas hayan sido canceladas de una vez y para siempre: muy por el contrario, la invitación a la discusión filosófica, como actitud abierta y permanente, nos remite a seguir planteando más interrogantes, a seguir perseverando en nuevas vías de comprensión, a continuar en la búsqueda de nuevas alternativas de interpretación, porque la filosofía política definitivamente no se puede concebir como una razón clausa.
Como sea, una discusión en torno al liberalismo y la democracia no se puede considerar saldada, esto nos confronta contemporáneamente con la presencia de dos tradiciones políticas que si bien tienden a universalizarse, conforme en el terreno económico el capitalismo se globaliza, no por ello (es decir, aun a pesar de su supremacía, que se alza como inobjetable) su realización deja de estar exenta de riesgos, dificultades e incoherencias. A guisa de ejemplo podríamos mencionar que la democracia, en tanto forma de intervención en las decisiones de una sociedad según los principios de la igualdad y la participación, en nuestros países está siendo socavada por tendencias neoconservadoras y neoliberales que no sólo equiparan la lucha política por el poder a la lógica económica del mercado y del cálculo individual (MacPherson, 2005), sino que han colocado en marcha la política preventiva del gobierno de las élites.
Explicación:
sinceramente creo que esto te hayudara bastante aunque sea mucho jeje
Respuesta:
la democrasia liberar es una forma de gobierno que consiste en una democrasia